EL HERALDO
Berlín.- El presidente de Alemania, Christian Wulff, recibió críticas de sus propios aliados el miércoles por no revelar detalles de un préstamo privado que está en el corazón de un escándalo y podría costarle el puesto, potencialmente dañando la imagen de la canciller Angela Merkel. Wulff ha sido objeto de una intensa presión por intentar evitar que el diario de mayor tirada, Bild, publicara una historia sobre un préstamo para vivienda que le otorgó la esposa de un empresario amigo en el 2008. El presidente conservador de la Cámara baja del Parlamento, Norbert Lammert, resumió la frustración de varios legisladores cuando dijo a la revista Stern que había habido una "pérdida masiva, total de confianza" en el cargo del presidente. Wulff rechazó los pedidos de renuncia de los medios y los legisladores de la oposición, pero ha recibido el apoyo de Merkel, que quiere evitar un problema político grave en medio de la crisis de la zona euro. En un esfuerzo por aliviar el escándalo, el presidente hizo una arrepentida aparición televisiva la semana pasada, donde admitió que cometió un "grave error" al llamar al editor del Bild. Wulff afirmó que publicará en internet 400 preguntas y respuestas sobre el préstamo. Pero sus legisladores dieron marcha atrás y en cambio emitieron un resumen sobre su posición. Peter Altmaier, uno de los aliados más cercanos a Merkel y jefe de los conservadores en la Cámara baja, publicó por Twitter: "Deseo que los cristianos mantengan a sus legisladores controlados y coloquen las preguntas/respuestas en internet". Wulff, que era premier de Baja Sajonia cuando aceptó el préstamo, tampoco aceptó la publicación de un mensaje de voz dejado al editor del Bild. De acuerdo a los medios alemanes, en el mensaje amenazó con una "guerra" si la historia era publicada. Los alemanes se toman con seriedad el puesto de presidente, que es más que nada simbólico. El presidente es considerado como una brújula moral de la nación y defensor de los valores consagrados en la Constitución, como la libertad de prensa. Los partidos de la oposición argumentan que el escándalo tiene un efecto negativo para Merkel, quien propuso a Wulff como presidente hace apenas 18 meses frente a un popular candidato opositor. Sin embargo, un sondeo del instituto Forsa para Stern estimó el apoyo para el campo conservador en un 36 por ciento, subiendo un punto porcentual. "La gente no le reprocha a Merkel. Simplemente está juzgando la conducta del presidente", dijo el jefe de Forsa, Manfred Guellner, agregando que la mayoría de los alemanes no percibe al mandatario como una figura partidaria.
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