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México DF.- Luego de que Barack Obama, el presidente de Estados Unidos, hiciera pública su confianza en el procurador general de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder en el marco de la polémica que ha desatado el operativo Rápido y Furioso en el que entraron armas a destajo a México, Obama dejó claro que no evitará la presión sobre Holder.
En días pasados un comunicado del Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental detalló que Holder recibió “al menos cinco memorandos semanales, a partir de julio 2010, incluso (en) cuatro semanas sucesivas”, con descripciones de lo que un comunicado del propio comité calificó como la “mal aconsejada estrategia”.
Al respecto Obama dijo en conferencia de prensa en la Casa Blanca, que “los dos (Holder y él) hubiéramos estado muy poco contentos si alguien hubiera sugerido que se permitía el paso de armas que Estados Unidos hubiera podido prevenir”.
El martes pasado, el diputado republicano Lamar Smith, presidente del Comité Judicial, escribió a Obama para pedir se nombre a un fiscal especial que determine si Holder mintió al declarar ante el Congreso su ignorancia sobre Rápido y Furioso.
Al respecto, el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental, presidido por el republicano Darrell Issa, desarrolla una investigación sobre el operativo junto con el senador republicano Charles Grassley y desde un principio ambos han cuestionado la credibilidad de la investigación del Inspector general del Departamento de Justicia como la de Eric Holder.
Issa y Grassley subrayaron que “con la bastante detallada información que leyó el procurador general pareciera que la pregunta lógica para él sería: ¿por qué no los hemos detenido? Y si no hizo las preguntas, ¿por qué nadie de su oficina lo hizo?”, agregó Grassley.
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