Nairobi, Kenia.- Al menos 120 personas fallecieron quemadas vivas y más de un centenar fueron hospitalizadas el lunes a causa de una explosión y un consecuente incendio de un oleoducto en un suburbio pobre de Nairobi, la capital de Kenia.
"El balance de los cuerpos recuperados hasta el momento es de 120. Aumentará a causa de los cuerpos en el río", declaró Philip Kisia, un responsable municipal.
La Policía colocó una red en medio del río para impedir que los cuerpos fuesen arrastrados por la corriente. Algunas víctimas, envueltas en llamas, se arrojaron al agua para intentar apagar el fuego.
El jefe de uno de los principales hospitales de Nairobi, Richard Lesiampe, precisó que 109 personas eran atendidas por quemaduras.
La detonación tuvo lugar en la zona industrial de Lunga Lunga, rodeada por el barrio marginal de Sinai, densamente poblado.
Residentes indicaron que el fuego empezó después de que el tanque de combustible en un depósito de la empresa Kenya Pipeline Company (KPC) filtrara gasolina a una alcantarilla abierta que pasa por debajo del barrio conocido como Sinai.
Después de la fuga, varias personas intentaron sacar gasolina de la canalización que atraviesa la zona, lo que confirmó un responsable de la Cruz Roja.
"Hubo un escape en la canalización y la gente trataba de recuperar combustible", declaró, por su parte, un habitante del barrio, Joseph Mwego.
Testigos y periodistas aseguraron haber visto varios cuerpos carbonizados, al tiempo que los bomberos intentaban contener el fuego y la Policía trataba de alejar a los vecinos.
El Presidente keniano, Mwai Kibaki, y el Primer Ministro, Raila Odinga, se trasladaron al lugar de los hechos.
"El Gobierno hará todo lo posible para garantizar que los heridos sean tratados y que las familias que han perdido a sus seres queridos sean indemnizadas", dijo Odinga.
Por otro lado, Kibaki visitó a pacientes con quemaduras severas en el mayor hospital público del país. Los médicos del lugar pedían donaciones de sangre.
En 2009, 122 personas murieron en el oeste de Kenia en la explosión de un camión cisterna, que se había volcado y del cual la gente intentaba extraer gasolina.
Poco preparados
Los medios locales criticaron al Gobierno y a la KPC por los bajos estándares de seguridad y la inadecuada preparación para encarar un desastre.
"Algunas personas han ocupado el techo del área reservada para el ducto. Intentamos desalojarlos, pero hasta ahora no lo hemos logrado", señaló el Ministro de Energía, Kiraitu Mutungi.
En el pasado, los residentes se negaron a abandonar el lugar a pesar de las repetidas advertencias, diciendo que no tenían dónde ir.
"Hay una escuela informal dentro del barrio, todos ellos quedaron calcinados", dijo Daniel Mutinda, un portavoz de la Cruz Roja de Kenia. "Estamos poniendo los cuerpos en bolsas, están totalmente quemados, irreconocibles".
"El balance de los cuerpos recuperados hasta el momento es de 120. Aumentará a causa de los cuerpos en el río", declaró Philip Kisia, un responsable municipal.
La Policía colocó una red en medio del río para impedir que los cuerpos fuesen arrastrados por la corriente. Algunas víctimas, envueltas en llamas, se arrojaron al agua para intentar apagar el fuego.
El jefe de uno de los principales hospitales de Nairobi, Richard Lesiampe, precisó que 109 personas eran atendidas por quemaduras.
La detonación tuvo lugar en la zona industrial de Lunga Lunga, rodeada por el barrio marginal de Sinai, densamente poblado.
Residentes indicaron que el fuego empezó después de que el tanque de combustible en un depósito de la empresa Kenya Pipeline Company (KPC) filtrara gasolina a una alcantarilla abierta que pasa por debajo del barrio conocido como Sinai.
Después de la fuga, varias personas intentaron sacar gasolina de la canalización que atraviesa la zona, lo que confirmó un responsable de la Cruz Roja.
"Hubo un escape en la canalización y la gente trataba de recuperar combustible", declaró, por su parte, un habitante del barrio, Joseph Mwego.
Testigos y periodistas aseguraron haber visto varios cuerpos carbonizados, al tiempo que los bomberos intentaban contener el fuego y la Policía trataba de alejar a los vecinos.
El Presidente keniano, Mwai Kibaki, y el Primer Ministro, Raila Odinga, se trasladaron al lugar de los hechos.
"El Gobierno hará todo lo posible para garantizar que los heridos sean tratados y que las familias que han perdido a sus seres queridos sean indemnizadas", dijo Odinga.
Por otro lado, Kibaki visitó a pacientes con quemaduras severas en el mayor hospital público del país. Los médicos del lugar pedían donaciones de sangre.
En 2009, 122 personas murieron en el oeste de Kenia en la explosión de un camión cisterna, que se había volcado y del cual la gente intentaba extraer gasolina.
Poco preparados
Los medios locales criticaron al Gobierno y a la KPC por los bajos estándares de seguridad y la inadecuada preparación para encarar un desastre.
"Algunas personas han ocupado el techo del área reservada para el ducto. Intentamos desalojarlos, pero hasta ahora no lo hemos logrado", señaló el Ministro de Energía, Kiraitu Mutungi.
En el pasado, los residentes se negaron a abandonar el lugar a pesar de las repetidas advertencias, diciendo que no tenían dónde ir.
"Hay una escuela informal dentro del barrio, todos ellos quedaron calcinados", dijo Daniel Mutinda, un portavoz de la Cruz Roja de Kenia. "Estamos poniendo los cuerpos en bolsas, están totalmente quemados, irreconocibles".
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