El secretario de Justicia Eric Holder dijo que una fallida investigación sobre contrabando de armas nunca debió haber ocurrido y no debe volver a ocurrir jamás.
En la víspera de una comparecencia ante el Comité Judicial del Senado, donde enfrenta cuestionamientos duros por parte de los republicanos, el fiscal general de la nación señaló que los errores en el operativo Rápido y Furioso no debería impedir que el gobierno busque interrumpir el peligroso flujo de armas de fuego a través de la frontera suroccidental de Estados Unidos.
La operación mencionada empleó una táctica investigativa conocida como "dejar que las armas caminen". Varios agentes dijeron que se les ordenó permitir que presuntos compradores de armas que suministraban a criminales salieran de armerías estadounidenses con rifles de asalto AK-47 y otras armas que se cree terminaban en manos de bandas mexicanas de narcotráfico, en lugar de arrestarlos y decomisárselas en el lugar. El objetivo era rastrear las armas hasta los líderes contrabandistas, quienes han evadido la acción de la justicia desde hace mucho tiempo; pero agentes perdieron el rastro de aproximadamente 1.400 de más de 2.000 armas cuyas compras atrajeron la sospecha de investigadores de la operación Rápido y Furioso.
"Al igual que cada uno de ustedes, quiero saber por qué y cómo es que las armas de fuego que debieron estar bajo vigilancia terminaron en manos de cárteles mexicanos de drogas", dijo Holder en un testimonio preparado para su comparecencia en el Capitolio. El Departamento de Justicia publicó a última hora del lunes extractos de las declaraciones preparadas de Holder.
El secretario, quien dice que se enteró de problemas en Rápido y Furioso a inicios de este año cuando varios agentes se quejaron de ello, se ha convertido en blanco de críticas en una investigación del Congreso realizada por el Comité de Vigilancia y Reforma de Gobierno de la Cámara de Representantes, presidido por el legislador republicano Darrell Issa.
En la víspera de una comparecencia ante el Comité Judicial del Senado, donde enfrenta cuestionamientos duros por parte de los republicanos, el fiscal general de la nación señaló que los errores en el operativo Rápido y Furioso no debería impedir que el gobierno busque interrumpir el peligroso flujo de armas de fuego a través de la frontera suroccidental de Estados Unidos.
La operación mencionada empleó una táctica investigativa conocida como "dejar que las armas caminen". Varios agentes dijeron que se les ordenó permitir que presuntos compradores de armas que suministraban a criminales salieran de armerías estadounidenses con rifles de asalto AK-47 y otras armas que se cree terminaban en manos de bandas mexicanas de narcotráfico, en lugar de arrestarlos y decomisárselas en el lugar. El objetivo era rastrear las armas hasta los líderes contrabandistas, quienes han evadido la acción de la justicia desde hace mucho tiempo; pero agentes perdieron el rastro de aproximadamente 1.400 de más de 2.000 armas cuyas compras atrajeron la sospecha de investigadores de la operación Rápido y Furioso.
"Al igual que cada uno de ustedes, quiero saber por qué y cómo es que las armas de fuego que debieron estar bajo vigilancia terminaron en manos de cárteles mexicanos de drogas", dijo Holder en un testimonio preparado para su comparecencia en el Capitolio. El Departamento de Justicia publicó a última hora del lunes extractos de las declaraciones preparadas de Holder.
El secretario, quien dice que se enteró de problemas en Rápido y Furioso a inicios de este año cuando varios agentes se quejaron de ello, se ha convertido en blanco de críticas en una investigación del Congreso realizada por el Comité de Vigilancia y Reforma de Gobierno de la Cámara de Representantes, presidido por el legislador republicano Darrell Issa.
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