EL DIARIO
El pequeño Xcaret tiene apenas 6 años y la guitarra que lleva es casi más grande que él, aunque poco le importa eso a este enternecedor aspirante a mariachi que aprende música y canto en una escuela de Nueva York especializada en la tradicional música mexicana.
"Este es mi primer año. Me gusta cantar y tocar la guitarra, las dos cosas", dice Xcaret a la AFP en una pausa entre sus cursos de guitarra y canto en la Academia de Mariachi de Nueva York, que funciona tres veces por semana en una escuela de East Harlem, en el norte de Manhattan.
En total, unos 120 niños de entre 7 y 17 años estudian en la academia, que cumple este año su décimo aniversario. Xcaret, con apenas seis, es el benjamín y una excepción a la regla.
"Ofrecemos diferentes clases de música mariachi. Tenemos clases de guitarra, violín, trompeta, guitarrón, vigüela. También enseñamos canto y teoría musical. El año pasado empezamos con clases de arpa", cuenta el director Ramón Ponce, un mexicano de 36 años casado y sin hijos que vive desde hace más de dos décadas en Queens (noreste de Nueva York).
"Tengo mi propia banda. Hemos estado tocando por 20 años y cada vez que actuamos se nos acercan chicos y nos preguntan por la música", señala Ponce a la AFP al recordar la razón por la cual abrió esta academia sin fines de lucro, la primera en la costa este de Estados Unidos.
Esta tarde hay unos cincuenta chicos repartidos en tres aulas. Mientras Ramón da las clases de guitarra, Evelio Largo enseña violín y Yolanda García canto.
"Como sus guitarras están nuevas, todavía se van a desafinar porque las cuerdas están tensas", explica Ramón a la docena de aprendices de mariachi que lo escucha atentamente.
Los niños repiten los nombres de las notas musicales escritas en un pizarrón y su correspodencia con las letras del alfabeto. Como todavía no tocan casi nada, a veces cuesta mantener el orden en la clase, aunque Ramón tiene paciencia y los motiva sin cesar: "Para la próxima vamos a poner una canción para que vayan aprendiendo", promete.
La motivación parece funcionar y los rostros a su alrededor se iluminan con una sonrisa en el aula.
A pesar del largo camino que tiene por delante, Xcaret, que vive en el Bronx (norte), no duda y asegura que "cuando sea grande" le gustaría formar su "propia banda".
A su lado, Luz López, de 7 años, afirma que eligió la guitarra porque "es parte de México" y le gusta "su sonido". "Me gusta escuchar música, tocar instrumentos. A menudo bailo", cuenta.
La música mariachi, una marca registrada de México que ha recorrido el mundo, tiene su origen en la región de Jalisco (centro-oeste). En 2011, la Unesco inscribió a "El Mariachi", como música de cuerdas, canto y trompeta, en su lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Las academias de mariachi han existido desde hace años en ciudades de la costa oeste de Estados Unidos con fuerte inmigración mexicana, como los Angeles. Ramón Ponce trabaja para que la tradición se instale en Nueva York. El pasado sábado, organizó la primera conferencia a nivel nacional de música mariachi en la costa este.
"Es muy importante para nosotros como mexicanos y para mí como músico mantener viva la tradición. A veces uno ve familias que vienen y dicen '¡Gracias!'", señala.
Marta Herrera, de 34 años y madre de Diana López, de siete, coincide con el director de la academia y afirma que inscribió a su hija "para que siga con la tradición".
"Se lo propuse porque ella tiene a sus primos que están en esta misma academia desde hace varios años. Ella ha ido viendo la música y le ha gustado. Es una manera de que ellos aprendan la música de nosotros", explica.
Para Sergio Ramírez, de 12 años y en el curso avanzado de guitarra y canto, la academia le brinda la posibilidad de aprender "algo más mexicano" en Estados Unidos "Es muy alegre y siempre hay una historia detrás de una canción", dice al explicar su atracción por la música de mariachi.
El sentimiento de Sergio encaja con lo que Ramón, 20 años mayor, que él, siente cuando habla de este estilo de música.
"Es una música muy apasionada y al mismo tiempo muy alegre. Lo que me gusta de la música mariachi es el hecho de que se puede tocar casi cualquier tipo de música a raís de los instrumentos que tenemos", indica.
"Se puede decir todo a través de la música mariachi. Cualquier sentimiento, amor, desesperanza, lo puedes cantar", concluye.
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