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Un proyecto bioartístico para crear piel a prueba de balas ha brindado a un investigador del estado de Utah aún más esperanza de que su seda de araña genéticamente diseñada pueda emplearse a fin de ayudar a los cirujanos a sanar heridas grandes y crear tendones y ligamentos artificiales.
Recientemente el investigador Randy Lewis y sus colaboradores llamaron la atención mundial al encontrar un medio comercialmente viable de fabricar fibras de seda a través de cabras y gusanos de seda a los cuales se les introdujeron genes de araña.
La seda de araña constituye una de las fibras más fuertes conocida y es cinco veces más resistente que el acero. Las fibras de Lewis no son tan fuertes pero sí mucho más resistentes que la seda tejida por los gusanos ordinarios.
Con ayuda de Lewis, la artista holandesa Jalila Essaidi realizó un experimento tejiendo una celosía de células de piel humana y seda capaz de resistir balas disparadas a poca velocidad.
“Creo que a Randy y a mí nos motivaba lo mismo, la curiosidad sobre el resultado del proyecto”, dijo Essaidi en entrevista vía e-mail. “Tanto el artista como el científico son seres intrínsecamente curiosos”.
Al principio a Lewis el proyecto le parecía un poco exagerado, reconoció Essaidi. “Pero ¿qué persona curiosa puede negarse a un proyecto como éste?”, dijo la artista.
Essaidi, quien recurrió a una subvención europea para aplicar la genética al arte a efecto de financiar su proyecto durante los IV Premios de Genómica para Diseñadores y Artistas, inicialmente deseaba usar la seda de araña que Lewis había logrado con cabras para aprovechar el “factor de lo grotesco” presente en la combinación de mamífero y araña.
Pero Lewis aún no disponía de suficiente seda de cabra de araña como para enviarle cientos de yardas a Essaidi. Así que le envió carretes de seda que había diseñado genéticamente de manera similar a las cabras.
Al principio Essaidi pretendía disparar balas calibre .22 en dirección a la “piel” extendida en un marco. Pero decidió colocar la “piel” en un bloque especial de gelatina utilizado en el Instituto Forense Holandés.
Empleando una cámara de alta velocidad, Essaidi mostró que una bala disparada a poca velocidad perforó la piel tejida con seda de gusano ordinario. Pero cuando fue probada con la seda de gusano genéticamente diseñado injertada entre la epidermis y la dermis, la piel no se rompió. Ninguno de los tejidos pudo resistir una bala disparada a velocidad normal con un rifle calibre .22.
“Nos sorprendió bastante que la última piel impidiera que la bala entrara”, dijo Lewis refiriéndose a las pruebas a baja velocidad. “De todas maneras ingresó dos pulgadas dentro del torso, así que no le hubiera salvado la vida a uno. Pero sin duda para nosotros la parte más emocionante es el hecho de que pudieron reproducir la piel encima de nuestras fibras. Es algo que no hemos hecho. Nadie ha trabajado en eso”.
A Essaidi le intrigaba el concepto de seda de araña como armadura, y quería mostrar que en su sentido más amplio la seguridad es un concepto relativo, por lo tanto a prueba de balas.
“Si la piel humana pudiera producir este tejido, ¿estaría protegida de las balas?”, se preguntó en su blog. “Quiero explorar las cuestiones sociales, políticas, éticas y culturales en torno a la seguridad en un mundo con acceso a nuevas biotecnologías”.
Essaidi dijo que la historia de que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo a excepción de los talones es una leyenda.
“¿Dejaremos gracias a la biotecnología de necesitar en un futuro cercano tener ancestros que fueron dioses para tener características como la no vulnerabilidad?”, preguntó.
Lewis minimizó las posibles aplicaciones a prueba de bala de sus investigaciones.
“Definitivamente no lo descarto, pero por el momento no lo considero una aplicación tremenda”, opinó.
Lewis dijo que ya existen chalecos a prueba de balas. Pero poder producir células y emplear el material a fin de sustituir cantidades grandes de piel humana podría resultar significativo para los cirujanos que estén intentando cubrir heridas de consideración o atender a personas con quemaduras severas.
Añadió que la fortaleza y elasticidad del material permitiría a los médicos cubrir zonas grandes sin preocuparse de que se desgarren, gran ventaja por encima de los pequeños injertos de piel.
Lewis no pudo dar una fecha para tal uso porque haría falta la aprobación gubernamental. Pero dijo tener la esperanza de realizar dentro de dos años experimentos con animales, y señaló que la seda de araña ya ha probado ser altamente compatible con el cuerpo humano.
El siguiente paso es generar más material a efecto de probar cuáles células crecerían en él, algo facilitado con los gusanos de la seda “transgénicos” y la leche de arañas cabras.
La fibra real sigue siendo lo máximo en telas y productos textiles pero no es la más fácil de producir, como se evidenció en el tapiz de 3.3 por 1.2 metros que fue develado hace dos años en el Museo de Historia Natural de Nueva York y para cuya fabricación hicieron falta millones de arañas.
“Sabemos que ciertas células de la piel crecerán (en nuestras fibras), pero no podemos producir las células que hacen ligamentos y tendones”, explicó Lewis.
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