Una joven iraní cegada y desfigurada con ácido por un hombre tras rechazar sus pedidos de boda perdonó a su agresor y solicitó no se le aplicase la ley del talión que le hubiera hecho perder la vista también a él este domingo.
Ameneh Bahrami, quien actualmente reside en España, evitó así que se ejecutase por primera vez en Irán una pena de este tipo, denunciada por asociaciones de defensa de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, indicaron medios de comunicación iraníes.
"Ameneh Bahrami, víctima de un ataque con ácido, perdonó en el último momento a su agresor Majid y renunció a reclamar su derecho a la ley del talión, que debía ser aplicada hoy", indicó la web de la televisión iraní.
El fiscal de Teherán, Jafar Dolatabadi, confirmó a la agencia Isna que Bahrami renunció a reclamar el enceguecimiento de su agresor pero exige una indemnización según el principio del "precio de la sangre".
En aplicación a la ley del talión prevista por la ley islámica en vigor en Irán, Majid Movahedi fue condenado en 2008 a perder la vista con ácido por haber desfigurado y enceguecido en 2004 a Bahrami. La pena debía aplicarse el 14 de mayo, pero las autoridades decidieron en el último momento aplazarla, sin dar explicaciones.
Bahrami, de unos 30 años, había afirmado que las autoridades iraníes la presionaron para que renuncie a la aplicación de la pena. La decisión de ejecutar esta pena fue denunciada por Amnistía Internacional y numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos como "un castigo cruel e inhumano equivalente a un acto de tortura".
Bahrami, que vive en Barcelona con una pensión de invalidez otorgada por el Gobierno español, había indicado en varias oportunidades que quería que se aplicara la sentencia. "He sufrido tanto estos últimos años, ahora soy realmente feliz", declaró en una entrevista publicada en mayo por el diario Haft-e Sobh. "Me gustaría poder aplicar la pena yo misma, pero si no es posible lo hará un médico", añadió la joven, que viajó en aquel entonces a Irán para asistir a la aplicación del castigo.
Anteriormente había explicado que quería que se aplicara la ley del talión "no para que el culpable tenga los mismos sufrimientos (que ella), sino porque eso podría disuadir a los que pensaran cometer ese crimen en el futuro". Movahedi lanzó ácido a la cabeza de Ameneh porque esta estudiante, que iba a la misma universidad que él, había rechazado sus peticiones de mano.
La víctima quedó completamente desfigurada y perdió la vista pese a las 17 operaciones quirúrgicas a las que se sometió en España. La ley del talión suele aplicarse en Irán por casos de asesinato. La familia de la víctima debe pedir expresamente su aplicación, que depende en todo caso de la apreciación del juez.
La condena a la ceguera de Movahedi fue confirmada por el Tribunal Supremo en 2009. Este tribunal también confirmó en diciembre de 2010 una condena similar contra un hombre declarado culpable de haber cegado con ácido al amante de su mujer. No se dispone de información sobre la eventual aplicación de esta sentencia.
Una mujer iraní contempla las aguas del mar Caspio sentada en la arena de una playa el pasado 28 de julio en Freydon Kenar, en la provincia de Mazandaran, al norte de Irán
Ameneh Bahrami, quien actualmente reside en España, evitó así que se ejecutase por primera vez en Irán una pena de este tipo, denunciada por asociaciones de defensa de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, indicaron medios de comunicación iraníes.
"Ameneh Bahrami, víctima de un ataque con ácido, perdonó en el último momento a su agresor Majid y renunció a reclamar su derecho a la ley del talión, que debía ser aplicada hoy", indicó la web de la televisión iraní.
El fiscal de Teherán, Jafar Dolatabadi, confirmó a la agencia Isna que Bahrami renunció a reclamar el enceguecimiento de su agresor pero exige una indemnización según el principio del "precio de la sangre".
En aplicación a la ley del talión prevista por la ley islámica en vigor en Irán, Majid Movahedi fue condenado en 2008 a perder la vista con ácido por haber desfigurado y enceguecido en 2004 a Bahrami. La pena debía aplicarse el 14 de mayo, pero las autoridades decidieron en el último momento aplazarla, sin dar explicaciones.
Bahrami, de unos 30 años, había afirmado que las autoridades iraníes la presionaron para que renuncie a la aplicación de la pena. La decisión de ejecutar esta pena fue denunciada por Amnistía Internacional y numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos como "un castigo cruel e inhumano equivalente a un acto de tortura".
Bahrami, que vive en Barcelona con una pensión de invalidez otorgada por el Gobierno español, había indicado en varias oportunidades que quería que se aplicara la sentencia. "He sufrido tanto estos últimos años, ahora soy realmente feliz", declaró en una entrevista publicada en mayo por el diario Haft-e Sobh. "Me gustaría poder aplicar la pena yo misma, pero si no es posible lo hará un médico", añadió la joven, que viajó en aquel entonces a Irán para asistir a la aplicación del castigo.
Anteriormente había explicado que quería que se aplicara la ley del talión "no para que el culpable tenga los mismos sufrimientos (que ella), sino porque eso podría disuadir a los que pensaran cometer ese crimen en el futuro". Movahedi lanzó ácido a la cabeza de Ameneh porque esta estudiante, que iba a la misma universidad que él, había rechazado sus peticiones de mano.
La víctima quedó completamente desfigurada y perdió la vista pese a las 17 operaciones quirúrgicas a las que se sometió en España. La ley del talión suele aplicarse en Irán por casos de asesinato. La familia de la víctima debe pedir expresamente su aplicación, que depende en todo caso de la apreciación del juez.
La condena a la ceguera de Movahedi fue confirmada por el Tribunal Supremo en 2009. Este tribunal también confirmó en diciembre de 2010 una condena similar contra un hombre declarado culpable de haber cegado con ácido al amante de su mujer. No se dispone de información sobre la eventual aplicación de esta sentencia.
Una mujer iraní contempla las aguas del mar Caspio sentada en la arena de una playa el pasado 28 de julio en Freydon Kenar, en la provincia de Mazandaran, al norte de Irán
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