A dos semanas de haberle extraído un tumor del estómago, muere a los 89 años el físico Samuel T. Cohen, inventor de la bomba de neutrones
LOS ÁNGELES, Estados Unidos, dic. 1, 2010.- El físico Samuel T. Cohen, inventor de la bomba de neutrones, falleció en su domicilio en Los Ángeles a los 89 años, dos semanas después de someterse a una operación para extirparle un tumor de estómago, informó el diario "Los Angeles Times".
Cohen, que murió el pasado domingo, era considerado el padre de la controvertida arma nuclear conocida como bomba de neutrones, ideada para matar seres vivos sin apenas causar daños materiales en la zona afectada por la explosión.
El científico cursó sus estudios en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), y mientras cumplía el servicio militar en la II Guerra Mundial fue reclutado para participar en el Proyecto Manhattan que sirvió para desarrollar la primera bomba atómica.
En 1958 diseñó la bomba de neutrones y, a pesar de sus campañas para convencer a los diferentes presidentes de EU para que incluyeran el arma en el arsenal táctico del país, casi todos los mandatarios desoyeron sus argumentos.
Únicamente Ronald Reagan en 1981 ordenó la fabricación de 700 bombas de neutrones en pleno apogeo de la Guerra Fría, aunque las armas nunca llegaron a utilizarse y se desmantelaron.
Se cree que Francia, China, Rusia e Israel produjeron bombas de neutrones y se desconoce si actualmente tienen alguna en su poder.
Cohen siempre defendió su creación como el arma "más sana y moral jamás diseñada porque cuando la guerra termine el mundo seguirá intacto".
A diferencia de la bomba atómica, que genera una gran cantidad de radiación y calor que incinera todo lo que se encuentra a su paso, la bomba de Cohen emplea únicamente la fuerza destructora de los neutrones, capaces de atravesar estructuras inanimadas sin alterarlas y sin apenas generar radiación.
La bomba de neutrones, no obstante, es letal para las células vivas.
Los críticos de esta tecnología bélica acusaron a Cohen de crear un arma que hace asumible una guerra nuclear y que podría detonar un conflicto a gran escala que derivaría en una conflagración atómica.
El que fuera presidente soviético Nikita Khrushchev calificó la bomba de neutrones como el arma capitalista definitiva porque se construyó para "matar a un hombre de forma que su traje no quedara manchado de sangre, para poder quedarte con él".
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