martes, 3 de abril de 2012

Argentina recuerda a sus caídos en el 30 aniversario de la guerra de las Malvinas

EL HERALDO
Ushuaia, Argentina.- La presidenta Cristina Fernández dijo al conmemorar el trigésimo aniversario de la fallida ocupación argentina de las islas Malvinas que sólo quiere diálogo con los ingleses y que su país y gobierno han mostrado que respetarán los intereses de los tres mil isleños si algún día recuperan el archipiélago en el Atlántico Sur.

"No tenemos tambores de guerra ni cascos de guerra. Los únicos cascos nuestros son de trabajadores, que trabajan para la inclusión de todos", dijo Fernández en un breve discurso en el Monumento a los Caídos que recuerda a los 649 soldados argentinos que fallecieron en el conflicto con Gran Bretaña en 1982.

El primer ministro británico David Cameron dijo este lunes que los argentinos habían atacado la libertad de los isleños cuando sus tropas ocuparon las islas que ellos llaman Falklands el 2 de abril de 1982. La guerra terminó 74 días después con la derrota argentina. En total, 255 soldados británicos y tres isleños también murieron.

Fernández dijo que es "absurdo, ridículo" culpar al pueblo argentino de la guerra porque entonces estaba sin libertad, bajo la dictadura que gobernó entre 1976 y 1983 y que tuvo "miles de presos sin nombre y apellido en centros de detención".

"Tengo el orgullo de haber convertido la política de derechos humanos en uno de los pilares del Estado", argumentó y por eso dijo que es imposible pensar que Argentina no vaya a proteger la forma de vida que tienen los isleños.

Fernández busca consenso de países latinoamericanos y otras naciones para apoyar su reclamo, el Gobierno de Fernández ha intentado interrumpir la exploración de petróleo en las Malvinas, con advertencias legales y bloqueo de embarcaciones.

"Es una injusticia que en pleno siglo XXI todavía subsistan enclaves coloniales como el que tenemos aquí, a pocos kilómetros de distancia", dijo.

"Justicia reclamamos también para que no sigan depredando nuestro medio ambiente, nuestros recursos naturales ictícolas y petroleros; justicia, para que se respete

Anunció que ha enviado una carta a la Cruz Roja Internacional pidiendo que el organismo facilite el aval del Reino Unido para identificar los restos de los soldados enterrados sin nombre en las islas, para que cada familia tenga a su caído.

Los izquierdistas, por su parte, convocaron una marcha hacia la embajada británica en Buenos Aires. Ganadores del Premio Nobel de la Paz acusaron a Gran Bretaña de militarizar las islas en tanto que los dirigentes sindicales celebraban su boicot contra los barcos de carga y cruceros británicos.

En las últimas semanas, los ministros del gabinete argentino exhortaron a las empresas a que encuentren alternativas para las importaciones británicas y amenazaron con llevar a juicio a los inversionistas británicos que canalicen capitales hacia las islas. Otros países latinoamericanos también han expresado su solidaridad con Argentina.

Sin embargo, ninguna de estas acciones parece acercar a Argentina a la recuperación de las islas de las que, afirma, fue despojada en 1833 por las fuerzas de Gran Bretaña, que las han administrado durante 150 años como una colonia.

Gran Bretaña asegura que no hay nada que negociar: las islas son un territorio autónomo británico en ultramar y determinarán su propio destino. Los isleños, en una cifra abrumadora, desean continuar siendo británicos.

Sin un avance verdadero, las partes han intensificado solamente su discurso y endurecido sus posturas.

En correos electrónicos y redes sociales, los argentinos suelen acusar a los isleños de "piratas" y referirse a ellos con el término despectivo de "kelpers".

Un argentino solicitó a la editora del Penguin News, el diario de las islas, que se "mude a Inglaterra y si quiere ser marciana, que se suba a un cohete y se vaya a Marte".

Otro dirigió un mensaje al dueño de un hospedaje en las Malvinas en el que dijo: "USTEDES, GENTE, LE ROBARON LAS ISLAS A ARGENTINA... ustedes, gente arrogante, codiciosa, criminales... ya verán. ¿Y ustedes creen que merecen decidir sobre las Malvinas? ¿Que se las robaron de nuestro patio trasero? Váyanse todos ustedes al car...".

En un acto de homenaje en una plaza de Buenos Aires donde se levanta otro momento a los caídos, unos pocos cientos de personas recordaron el inicio de la guerra y reiteraron el reclamo de soberanía sobre el archipiélago.

"Este acto significa la reivindicación total de la historia de lo sucedido el 2 de abril de 1982. Nosotros fuimos a recuperar lo que legítimamente nos pertenecía. Si no se reconoce esta fecha, la muerte de los combatientes fue en vano", dijo a The Associated Press el ex combatiente Juan Marcos Soperez.

Agregó que "tenemos que comenzar a reflexionar lo que significó la guerra de las Malvinas para los argentinos. Tenemos que educar a las generaciones futuras en las escuelas y hacer hincapié en la causa de las Malvinas como llave de encuentro de todos los argentinos para lograr la unidad nacional".

En la década de 1970 Argentina estableció un enlace aéreo directo con Buenos Aires, les abastecía gasolina, pagaba para la educación de los niños isleños e intentaba la construcción de vínculos.

Gran Bretaña cabildeaba entre los isleños para que aceptaran una entrega de las islas al estilo de Hong Kong antes de que la junta militar decidiera lanzar la invasión en 1982.

Se había hecho creer a los soldados argentinos que serían recibidos como libertadores, pero una vez allí advirtieron que los isleños querían continuar siendo británicos y que una flota naval había zarpado de Inglaterra para recuperar las islas.

La junta envió a miles de nuevos reclutas a las islas sin apoyo logístico, entrenamiento, siquiera ropa adecuada para protegerse del frío. Los soldados argentinos combatieron con valor, a decir de los militares británicos, pero no tenían ninguna oportunidad de ganar.

Las fuerzas argentinas se rindieron el 14 de junio.

Hubo otros intentos para construir los vínculos en la década de 1990: varios acuerdos para compartir los derechos de pesca y de extracción petrolera, vínculos marítimos y aéreos, así como otros intercambios.

Sin embargo, casi todos esos acuerdos fueron abandonados en 2003 después de que el fallecido esposo de Fernández, el entonces presidente Néstor Kirchner, emprendió el aislamiento de las islas. Las acciones de este tipo se han intensificado desde entonces.

"Treinta años y estamos igual, nos preocupa que volvamos a vivir lo mismo, otra invasión. No queremos que se repita", dijo la isleña Mary Lou Agman a la AP.

Cientos de los tres mil residentes de las islas ondearon banderas británicas y de las Malvinas el domingo mientras observaban un desfile de la fuerza de defensa local que marchó en la calle principal.

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