lunes, 9 de abril de 2012

Sarkozy le pisa los talones a Hollande, suspenso en la presidencial francesa

EL HERALDO
¿Logrará Nicolas Sarkozy un cambio de situación inédito en la historia política reciente de Francia? Los electores darán el comienzo de la respuesta el 22 de abril en la primera vuelta de la elección presidencial francesa y primer combate de su enfrentamiento con el socialista François Hollande.

A fines del año pasado, algunos responsables de su propio campo se preguntaban en privado si no sería más apto otro candidato de la derecha frencesa. Impopular como nunca lo fue ninguno de sus predecesores, Nicolas Sarkozy era dado perdedor por los sondeos en la segunda vuelta, con 40% contra 60% para su principal adversario, y con el riesgo de ser eliminado en la primera vuelta.

Cuando faltan dos semanas para los comicios, el presidente saliente, ayudado por los acontecimientos y autor de una campaña eficaz y agresiva, ha ganado mucho terreno, aunque François Hollande mantiene una cómoda ventaja.

La presidencia francesa será ocupada sin duda por uno de esos dos hombres, dado que, según las encuestas, ninguno de los otros ocho candidatos está hasta el momento en condiciones de pasar a la segunda vuelta, prevista el 6 de mayo.

Con un estilo provocador, Nicolas Sarkozy manifiesta regularmente su confianza. "Voy a ganar, y voy a decirte incluso por qué. El no es bueno y eso empieza a verse. Hollande es nulo", habría dicho recientemente a un periodista del diario Le Monde.

El candidato socialista responde que no tiene la menor intención de rebajarse a ese tono de "patio de recreo" replicando a tal tipo de ataques.

François Hollande y Nicolas Sarkozy, ambos de 57 años de edad, son dos personalidades opuestas. El socialista es un hombre afable y apegado al consenso.

Tras cinco años de mandato, el presidente saliente apostó en primer lugar a agrupar su campo, la derecha, y trata de presentarse, contrariando todo lo esperable, como el "candidato del pueblo" contra las élites.

Su discurso sobre la inmigración es duro y cada vez más próximo al de la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen. Hay "demasiados extranjeros" en Francia, dice.

El tema de la seguridad fue dopado por la trágica actualidad en Francia. Tras los asesinatos cometidos en Toulouse por el yihadista francés Mohamed Merah, se multiplicaron las detenciones espectaculares y mediatizadas de islamistas.

Frente a él, François Hollande sigue su camino sin sobresaltos. Socialista reformista, más bien moderado y que se define a sí mismo como "normal", emergió como candidato del PS solamente después de que la carrera política del ex director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn fuera tajantemente interrumpida por las acusaciones de agresión sexual de una empleada de hotel neoyorquino.

Pero los sondeos, que Hollande encabeza desde hace casi un año, son menos favorables para él en las últimas semanas. Sarkozy estaría ahora en cabeza en la primera vuelta (poco menos de 30%), con una ventaja de uno a cuatro puntos respecto al socialista. Pero en la segunda vuelta Hollande sigue siendo dado ganador, con entre 53% y 55% de los votos.

François Hollande es afectado por el avance de Jean-Luc Mélenchon, verdadero fenómeno de esta campaña. Este tribuno de la izquierda radical tendría 15% de los votos según los sondeos y reúne multitudes impresionantes en sus mitines, lo que muestra la existencia de un electorado de izquierda que no se contenta con el realismo económico de los socialistas.

Hollande se define como "candidato de una izquierda seria que no decepcionará" y asume los objetivos de reducción de los déficits públicos que tiene también la derecha con leves diferencias. Déficit cero en 2017 en el proyecto de Hollande, cuando el presidente saliente lo propone en 2016.

El auge de Jean-Luc Mélenchon y el discurso antiinmigración de Nicolas Sarkozy han contribuido a eclipsar la figura de Marine Le Pen. Todo parece señalar que la candidata de la extrema derecha no reeditará el logro de su padre, Jean-Marie Le Pen, quien pasó a la segunda vuelta en 2002.

Las perspectivas son decepcionantes también para el centrista François Bayrou, tercer hombre en la presidencial de 2007 con 18,6% de los votos, y que podría esta vez tener que contentarse con el quinto puesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario