viernes, 16 de septiembre de 2011

Bothaina Kamel, la mujer que quiere ser la presidenta de Egipto

CNNMEXICO


Durante una manifestación en la Plaza Tahir, en El Cairo, un mes antes de la caída del presidente Hosni Mubarak, Bothaina Kamel sacó un eslogan en apoyo al derecho de las mujeres a ser presidentas en Egipto.

"En aquel momento, pensé que no sólo debíamos decirlo, que debíamos ponerlo en práctica", comenta.

Un mes después, Kamel anunció que se convertiría en la primera candidata presidencial en la historia de Egipto, para las elecciones previstas a efectuarse a principios del próximo año.

La mujer, de 49 años, no es nueva en los reflectores del país. Es presentadora de televisión y defensora política; alguna vez renunció a su empleo como presentadora de noticias en la televisión estatal porque no creía en las noticias que leía a los televidentes.

Es una candidata con pocas posibilidades ante políticos de peso completo, como Mohamed ElBaradei, extitular de la Agencia Internacional de Energía Atómica, y Amr Moussa, exsecretario general de la Liga Árabe. Sin embargo, ella cree que su campaña está adquiriendo ímpetu.

Aunque no ha sido establecida una fecha para la elección, Kamel está de gira por el país, en un intento por acercarse a la gente que, dice ella, ha sido olvidada por la élite política de El Cairo.

Admite que no tiene un presupuesto como el de los principales candidatos, o el séquito de guaruras, pero dice que posee un ejército de fervientes seguidores que se reúnen con ella donde quiera que vaya.

"Desde el día que anuncié mi candidatura hemos logrado muchas cosas", comenta. "Nos hemos desplazado por pequeños poblados, y hemos llevado la revolución a todo Egipto, no sólo a las grandes ciudades".

Se describe como una socialdemócrata que hace su misión el escuchar las quejas de las minorías. "Prometo que para la elección seré la más informada sobre el pueblo egipcio entre todos los candidatos. Conozco las peticiones de los beduinos, de la gente del alto Egipto, de los cristianos coptos, de los obreros y de distintos grupos de todos los lugares del país".

Kamel piensa que la tarea difícil es convencer y ganar aceptación como candidata mujer.

"Al principio, la gente estaba impactada, y después de que me tomaron a la ligera, ahora me toman más seriamente. Me dijeron que el pueblo egipcio no podía aceptar a una mujer presidenta, pero ahora me aceptan", dice.

"El estereotipo de los egipcios es que ellos no votarán por una mujer, pero el pueblo votará por alguien que pueda ayudarles. Estoy lista para ayudar a la gente, ellos votarán por mí. La gente es muy práctica".

La carrera de Kamel en la radio y televisión empezó poco después de que se graduó en la Universidad de El Cairo, donde estuvo activa en la política estudiantil.

Durante seis años, presentó un programa radial por las noches llamado Confesiones nocturnas, antes de que fuera sacado del aire, en 1998.

Continuó como presentadora de televisión en un programa llamado Argook Efhamni (Por favor entiéndeme) para la cadena Orbit, perteneciente a Arabia Saudita, durante 10 años, antes de que también fuera sacado del aire, a principios de este año.

En 2005, Kamel y otras dos mujeres fundaron un movimiento llamado "Shayfeen" (Te estamos observando), para monitorear las primeras elecciones multipartidistas en Egipto, y hacer un documental de su trabajo.

Ahora está montando un documental con el mismo nombre, sobre las experiencias de estar en campaña; es acompañada por un camarógrafo a todos los lugares que va.

Su eslogan, "Egipto es mi agenda", proviene de su experiencia durante los 18 días que duró la revolución en el país, en enero y febrero de este año.

"Cuando estábamos en la Plaza Tahrir, los medios de comunicación oficiales dijeron que éramos parte de una agenda del exterior, por lo que elegí el eslogan 'Egipto es mi agenda'".

Esa revolución está todavía desarrollándose, de acuerdo con Kamel, quien alza la voz en sus críticas al gobierno interino, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

"Sé que apenas hemos iniciado una revolución, que todavía no hacemos una revolución. Hay mucho más por hacer. Todavía es posible que veamos derramar sangre, como en Libia y Siria, dado que el Consejo quiere seguir e intentar acabar con la revolución, y uno de los planes perversos es poner al pueblo egipcio en una situación de incapacidad económica", comenta.

"Ahora los egipcios no se sienten bien por la revolución".

Sus palabras fuertes no la hacen coincidir casi con nadie, pero su llamado a un completo cambio en la política resuena en muchos.

Walid Kazziha, profesor de ciencia política en la Universidad Americana de El Cairo, dice que ella es bastante conocida entre los jóvenes, un rostro familiar en la Plaza Tahrir durante la revolución y famosa por ser franca en sus palabras, particularmente en lo referente a su crítica al consejo militar.

"En una ocasión, ella estaba siendo entrevistada en la televisión nacional después de la revolución, y cuando criticó al consejo militar, el entrevistador anunció que le llegaron órdenes de sus superiores para dar por finalizada la entrevista", relata Kazziha.

Los jóvenes —en buena medida reconocidos por traer la revolución a Egipto— son actores centrales en la filosofía de Kamel.

"Lo que necesitamos no es sólo una revolución política, sino también una revolución social", aseguró. "La política bajo el régimen de Mubarak fue de muerte y tratos sucios, así que quiero trabajar en edificar nuevos valores para Egipto".

Añadió: "Creo en la tolerancia y el diálogo entre las generaciones. Le digo a los mayores que debemos respetar a nuestros hijos e hijas y tomarlos con seriedad".

Kamel, divorciada y con una hija, acaba casarse; esta vez, con el juez activista Ashraf El Baroudi, defensor de la independencia del aparato judicial, a quien ve entre campañas, viajes al extranjero para dar ponencias sobre temas concernientes a la mujer y sus estudios de medio tiempo en la carrera de derecho, en la universidad.

La boda fue el día después de la entrevista telefónica que hizo CNN a Kamel. Unos días más tarde fue a Kenia para una cumbre sobre las mujeres de África.

"Siempre estoy ocupada", comentó. "Es importante seguir aprendiendo".

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