CIUDAD DEL VATICANO, dic. 31, 2009.- El Papa Benedicto XVI pidió este jueves a los cristianos mantener durante el año 2010 gestos de solidaridad y cercanía con las familias que sufren dificultades a causa de la crisis económica y el desempleo.
Esto en la homilía que pronunció durante la celebración de las Vísperas, el rezo católico de la tarde, con el cual despidió el 2009 ante más de cuatro mil personas en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Según el Pontífice, la fe cristiana "reída, anunciada y vivida" debe empujar a comportamientos de solidaridad y agradeció por la ayuda que las comunidades "han sabido ofrecer con generosidad a cuántos han golpeado a su puerta".
"Deseo animar a todos a proseguir en el empeño de aliviar las dificultades en las cuales se encuentran ahora tantas familias probadas por la crisis económica y la desocupación", insistió.
"La Navidad -agregó- recuerda la gratuidad con la cual Dios ha venido a salvarnos y puede ayudar a cada hombre de buena voluntad a comprender que sólo abriéndose al amor de Dios el actuar humano cambia, se transforma, convirtiéndose en levadura de un futuro mejor para todos".
Según Joseph Ratzinger, con el nacimiento de Cristo "la eternidad entró en el tiempo" dándole a éste "significados nuevos y sorprendentes: se ha convertido en tiempo de salvación y de gracia".
A la luz de ese acontecimiento los hombres deben considerar el tiempo del año que se cierra y el que inicia, para poner las más diversas situaciones de la vida -importantes o pequeñas, simples o indescifrables, alegres o tristes- 'bajo el signo de la salvación', dijo.
"Sólo contemplando el misterio del verbo encarnado -indicó-, el hombre puede encontrar la respuesta a los grandes interrogativos de la existencia humana y descubrir así la verdad sobre su propia identidad".
"Por esto la Iglesia, en todo el mundo, está empeñada en promover el desarrollo integral de la persona humana", estableció.
Durante la celebración se entonó el canto del Te Deum laudamus (te alabamos Dios), un himno cristiano de origen antiguo que está ligado a las ceremonias de agradecimiento, en este caso por el año apenas terminado.
Esto en la homilía que pronunció durante la celebración de las Vísperas, el rezo católico de la tarde, con el cual despidió el 2009 ante más de cuatro mil personas en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Según el Pontífice, la fe cristiana "reída, anunciada y vivida" debe empujar a comportamientos de solidaridad y agradeció por la ayuda que las comunidades "han sabido ofrecer con generosidad a cuántos han golpeado a su puerta".
"Deseo animar a todos a proseguir en el empeño de aliviar las dificultades en las cuales se encuentran ahora tantas familias probadas por la crisis económica y la desocupación", insistió.
"La Navidad -agregó- recuerda la gratuidad con la cual Dios ha venido a salvarnos y puede ayudar a cada hombre de buena voluntad a comprender que sólo abriéndose al amor de Dios el actuar humano cambia, se transforma, convirtiéndose en levadura de un futuro mejor para todos".
Según Joseph Ratzinger, con el nacimiento de Cristo "la eternidad entró en el tiempo" dándole a éste "significados nuevos y sorprendentes: se ha convertido en tiempo de salvación y de gracia".
A la luz de ese acontecimiento los hombres deben considerar el tiempo del año que se cierra y el que inicia, para poner las más diversas situaciones de la vida -importantes o pequeñas, simples o indescifrables, alegres o tristes- 'bajo el signo de la salvación', dijo.
"Sólo contemplando el misterio del verbo encarnado -indicó-, el hombre puede encontrar la respuesta a los grandes interrogativos de la existencia humana y descubrir así la verdad sobre su propia identidad".
"Por esto la Iglesia, en todo el mundo, está empeñada en promover el desarrollo integral de la persona humana", estableció.
Durante la celebración se entonó el canto del Te Deum laudamus (te alabamos Dios), un himno cristiano de origen antiguo que está ligado a las ceremonias de agradecimiento, en este caso por el año apenas terminado.
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