URUMQI, China, jul. 6, 2009.- La capital provincial del Xingjiang vive este lunes una calma tensa tras el toque de queda impuesto a las 20:00 horas (12:00 GMT) para evitar una nueva oleada de ataques de la minoría uigur contra los chinos de etnia Han.
Los enfrentamientos interétnicos de la víspera murieron por lo menos 156 personas y otras 829 resultaron heridas.
En las calles del centro histórico, donde reside la comunidad musulmana, los uigures, se aprecia una fuerte presencial policial, con cientos de agentes vestidos de color caqui y con porras patrullando la zona, mientras los comercios permanecen cerrados, constató Notimex.
Fuentes policiales indicaron que se impuso el toque de queda para evitar nuevos incidentes, aunque no precisaron hasta cuándo estará en vigor la medida.
Miles de uigures atacaron ayer a los Han -la etnia mayoritaria en China- con palos y cuchillos, y destrozaron cientos de comercios, así como autos y mobiliario urbano.
Entre mil y tres mil personas participaron en las protestas, según las fuentes, aunque algunos residentes indicaron a Notimex que hubo "unos cinco mil manifestantes".
Al menos 156 personas murieron y otras 829 resultaron heridas, un balance todavía provisional que las autoridades locales indicaron que aumentará con toda probabilidad. El anterior balance indicaba que hubo 140 muertos.
Unos 260 vehículos fueron incendiados, entre ellos 190 autobuses y dos coches de policía, mientras que más de 200 comercios y 14 casas fueron destruidos en los incidentes.
Beijing culpó de los incidentes a la disidencia uigur en el exilio, en particular a la presidenta del Congreso Mundial, Rebiya Kadeer, que ya pasó seis años en una cárcel china por sus demandas en favor de la autonomía de la región.
Según el gobierno chino la organización instigó a la violencia en llamados a través de Internet.
Setecientas personas fueron detenidas por la policía, según la agencia china de noticias Xinhua, que informó del arresto de "más de 10 personalidades que instigaron la revuelta del domingo".
Sin embargo, la Asociación Americana Uigur (UAA), un grupo político exiliado en Estados Unidos, aseguró que según sus fuentes locales la policía china disparó contra los manifestantes pacíficos.
Una fuente consultada por Notimex que pidió el anonimato aseguró que escuchó disparos de la policía durante la manifestación.
La UAA señaló que la manifestación tenía el objetivo de protestar por la respuesta de las autoridades chinas contra dos obreros uigures que trabajaban en una fábrica de juguetes de Cantón (sur) y que fueron linchados después de ser acusados falsamente de violar a dos mujeres.
Estos incidentes recuerdan lo ocurrido hace apenas un año, el 14 de marzo de 2008, en Lhasa, la capital del Tíbet, otra región conflictiva por las diferencias entre tibetanos y Han.
En la revuelta de Lhasa al menos 18 civiles y un policía murieron, según cifras oficiales, aunque el gobierno tibetano en el exilio cifra en cientos las víctimas de la represión china.
Xingjiang, situado en la frontera con Asia Central, es una de las regiones más pobres de China y cuenta con 8.3 millones de uigures, la minoría musulmana que tiene una cultura y una lengua propias.
También conocido como el Turkestán Oriental por los grupos que piden su independencia, la región fue invadida en 1949 por las tropas comunistas y desde entonces las organizaciones de derechos humanos denuncian un deterioro de la situación política y la cultura propia.
Los enfrentamientos interétnicos de la víspera murieron por lo menos 156 personas y otras 829 resultaron heridas.
En las calles del centro histórico, donde reside la comunidad musulmana, los uigures, se aprecia una fuerte presencial policial, con cientos de agentes vestidos de color caqui y con porras patrullando la zona, mientras los comercios permanecen cerrados, constató Notimex.
Fuentes policiales indicaron que se impuso el toque de queda para evitar nuevos incidentes, aunque no precisaron hasta cuándo estará en vigor la medida.
Miles de uigures atacaron ayer a los Han -la etnia mayoritaria en China- con palos y cuchillos, y destrozaron cientos de comercios, así como autos y mobiliario urbano.
Entre mil y tres mil personas participaron en las protestas, según las fuentes, aunque algunos residentes indicaron a Notimex que hubo "unos cinco mil manifestantes".
Al menos 156 personas murieron y otras 829 resultaron heridas, un balance todavía provisional que las autoridades locales indicaron que aumentará con toda probabilidad. El anterior balance indicaba que hubo 140 muertos.
Unos 260 vehículos fueron incendiados, entre ellos 190 autobuses y dos coches de policía, mientras que más de 200 comercios y 14 casas fueron destruidos en los incidentes.
Beijing culpó de los incidentes a la disidencia uigur en el exilio, en particular a la presidenta del Congreso Mundial, Rebiya Kadeer, que ya pasó seis años en una cárcel china por sus demandas en favor de la autonomía de la región.
Según el gobierno chino la organización instigó a la violencia en llamados a través de Internet.
Setecientas personas fueron detenidas por la policía, según la agencia china de noticias Xinhua, que informó del arresto de "más de 10 personalidades que instigaron la revuelta del domingo".
Sin embargo, la Asociación Americana Uigur (UAA), un grupo político exiliado en Estados Unidos, aseguró que según sus fuentes locales la policía china disparó contra los manifestantes pacíficos.
Una fuente consultada por Notimex que pidió el anonimato aseguró que escuchó disparos de la policía durante la manifestación.
La UAA señaló que la manifestación tenía el objetivo de protestar por la respuesta de las autoridades chinas contra dos obreros uigures que trabajaban en una fábrica de juguetes de Cantón (sur) y que fueron linchados después de ser acusados falsamente de violar a dos mujeres.
Estos incidentes recuerdan lo ocurrido hace apenas un año, el 14 de marzo de 2008, en Lhasa, la capital del Tíbet, otra región conflictiva por las diferencias entre tibetanos y Han.
En la revuelta de Lhasa al menos 18 civiles y un policía murieron, según cifras oficiales, aunque el gobierno tibetano en el exilio cifra en cientos las víctimas de la represión china.
Xingjiang, situado en la frontera con Asia Central, es una de las regiones más pobres de China y cuenta con 8.3 millones de uigures, la minoría musulmana que tiene una cultura y una lengua propias.
También conocido como el Turkestán Oriental por los grupos que piden su independencia, la región fue invadida en 1949 por las tropas comunistas y desde entonces las organizaciones de derechos humanos denuncian un deterioro de la situación política y la cultura propia.
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