L'AQUILA, Italia, jul. 8, 2009.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, recorrieron este miércoles las zonas dañadas por el terremoto del pasado mes de abril en el centro de la ciudad de L'Aquila, sede de la cumbre del G-8.
Rodeados de un fuerte dispositivo de seguridad, Obama escuchó atentamente las explicaciones del primer ministro mientras examinaban las tareas de reconstrucción de esa ciudad medieval en la que el sismo dejó más de trescientos muertos.
El presidente estadounidense, en mangas de camisa y corbata, pareció plantear numerosas preguntas a Berlusconi y a las autoridades de la ciudad que le acompañaban.
Uno de los lugares que le impresionaron más fue el edificio de la Prefectura, completamente derruido por el sismo.
Después de que esta mañana alabara la "integridad" del presidente italiano, Giorgio Napolitano -en lo que varios analistas interpretaron como un cierto reproche a Berlusconi, inmerso en un escándalo sobre relaciones con jovencitas y prostitutas- Obama se mostró en todo momento muy cordial hacia su anfitrión, al que en varios momentos dio palmadas en la espalda o tomó por el codo.
A lo largo del recorrido, numerosos trabajadores de las tareas de reconstrucción se acercaron a la comitiva y en muchos casos les recibieron con aplausos.
En un momento dado, Obama bromeó con la presidenta de la diputación de L'Aquila, Stefania Pezzopane, y su gran diferencia en estatura. El presidente estadounidense posó para una foto con ella y, sonriendo, se agachó para ponerse más a su altura.
El terremoto del pasado 6 de abril tuvo una magnitud de 5.8 grados en la escala de Richter y un enorme potencial destructor.
Decenas de miles de personas perdieron sus hogares y al día de hoy se encuentran aún alojadas en tiendas de campaña o en hoteles a lo largo de la costa Adriática.
La cumbre del G-8 debía haberse celebrado inicialmente en la isla de La Maddalena, en la costa de Cerdeña, pero tras el sismo Berlusconi decidió su traslado a esta ciudad del centro de Italia por razones de solidaridad.
Rodeados de un fuerte dispositivo de seguridad, Obama escuchó atentamente las explicaciones del primer ministro mientras examinaban las tareas de reconstrucción de esa ciudad medieval en la que el sismo dejó más de trescientos muertos.
El presidente estadounidense, en mangas de camisa y corbata, pareció plantear numerosas preguntas a Berlusconi y a las autoridades de la ciudad que le acompañaban.
Uno de los lugares que le impresionaron más fue el edificio de la Prefectura, completamente derruido por el sismo.
Después de que esta mañana alabara la "integridad" del presidente italiano, Giorgio Napolitano -en lo que varios analistas interpretaron como un cierto reproche a Berlusconi, inmerso en un escándalo sobre relaciones con jovencitas y prostitutas- Obama se mostró en todo momento muy cordial hacia su anfitrión, al que en varios momentos dio palmadas en la espalda o tomó por el codo.
A lo largo del recorrido, numerosos trabajadores de las tareas de reconstrucción se acercaron a la comitiva y en muchos casos les recibieron con aplausos.
En un momento dado, Obama bromeó con la presidenta de la diputación de L'Aquila, Stefania Pezzopane, y su gran diferencia en estatura. El presidente estadounidense posó para una foto con ella y, sonriendo, se agachó para ponerse más a su altura.
El terremoto del pasado 6 de abril tuvo una magnitud de 5.8 grados en la escala de Richter y un enorme potencial destructor.
Decenas de miles de personas perdieron sus hogares y al día de hoy se encuentran aún alojadas en tiendas de campaña o en hoteles a lo largo de la costa Adriática.
La cumbre del G-8 debía haberse celebrado inicialmente en la isla de La Maddalena, en la costa de Cerdeña, pero tras el sismo Berlusconi decidió su traslado a esta ciudad del centro de Italia por razones de solidaridad.
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