PAMPLONA, España, jul. 10, 2009.- Las fiestas de los Sanfermines, las más internacionales de España, llegaron este viernes a su Ecuador marcadas por la tragedia con la muerte de un joven corneado por un toro durante el cuarto encierro de los festejos, que se celebran en la ciudad de Pamplona (norte).
La víctima es un joven español de 27 años, identificado como Daniel Jimeno Romero, que sufrió una herida por asta de toro que le afectó al pulmón al ser empitonado por uno de los astados de la ganadería de Jandilla, según fuentes oficiales.
Los cirujanos que le atendieron coincidieron en apuntar que sus heridas eran "mortales", por lo que no pudieron hacer nada por su vida.
Jimeno Romero, que falleció en el Hospital de Navarra tras ser intervenido quirúrgicamente, fue identificado horas después por unos familiares, entre ellos su madre, que se encontraban también en Pamplona, ya que en el momento del suceso no llevaba documentación.
Para contribuir a su identificación, las autoridades locales habían hecho público que la víctima tenía un tatuaje de un indio americano en su brazo derecho y un anillo con la inscripción "Cris. 25-11-2003", que, por la forma en que estaba escrita la fecha, sugería que se trataba de un ciudadano de nacionalidad española.
Otras tres personas resultaron heridas por asta de toro, aunque no de gravedad, en el encierro de este viernes, el más largo y complicado de los Sanfermines de este año, mientras que ocho corredores más fueron trasladados a hospitales de la ciudad por diversos traumatismos.
Con este joven, que era vecino de la localidad madrileña de Alcalá de Henares, son ya quince las personas que han muerto en los encierros de los Sanfermines desde 1922.
También es la primera víctima mortal desde que en 2003 falleciera el veterano corredor Fermín Etxeberría tras permanecer dos meses y medio en coma a consecuencia de las heridas sufridas durante un encierro, y la primera por asta de toro desde 1995, cuando un joven estadounidense Mattew Peter Tassio fue empitonado por uno de los astados.
Cientos de personas, muchas de ellas llegadas de otros países, toman parte cada año en los encierros, el acto más esperado y peligroso de los Sanfermines, unas fiestas de sabor taurino que arrancan con el tradicional "chupinazo" -cohete anunciador de los festejos- y tiñen durante nueve días Pamplona de blanco y rojo.
Cuando dan las ocho de la mañana, los participantes corren delante de los toros a lo largo de un tramo de 800 metros que separa los corrales donde las reses pasan la noche hasta la plaza donde serán lidiadas por la tarde.
El recorrido, que transcurre por el casco histórico de Pamplona, se prolonga durante unos interminables minutos por sinuosas calles que se convierten en un lugar de alto riesgo, dada la peligrosidad de las reses bravas, de más de 500 kilos, la falta de sueño y los efectos del alcohol ingerido por algunos de los corredores.
Los Sanfermines, universalizados por el escritor estadounidense Ernest Hemingway en su novela "The sun also rises" (1932), traducida como "Fiesta" en español, reciben cada año miles de visitantes de todos los rincones del mundo.
Tras nueve días y nueve noches de diversión sin descanso, miles de pamploneses y visitantes se congregan a medianoche del día 14 de julio para poner fin a los festejos entonando el "Pobre de mí, ya se acabaron las fiestas de San Fermín".
La víctima es un joven español de 27 años, identificado como Daniel Jimeno Romero, que sufrió una herida por asta de toro que le afectó al pulmón al ser empitonado por uno de los astados de la ganadería de Jandilla, según fuentes oficiales.
Los cirujanos que le atendieron coincidieron en apuntar que sus heridas eran "mortales", por lo que no pudieron hacer nada por su vida.
Jimeno Romero, que falleció en el Hospital de Navarra tras ser intervenido quirúrgicamente, fue identificado horas después por unos familiares, entre ellos su madre, que se encontraban también en Pamplona, ya que en el momento del suceso no llevaba documentación.
Para contribuir a su identificación, las autoridades locales habían hecho público que la víctima tenía un tatuaje de un indio americano en su brazo derecho y un anillo con la inscripción "Cris. 25-11-2003", que, por la forma en que estaba escrita la fecha, sugería que se trataba de un ciudadano de nacionalidad española.
Otras tres personas resultaron heridas por asta de toro, aunque no de gravedad, en el encierro de este viernes, el más largo y complicado de los Sanfermines de este año, mientras que ocho corredores más fueron trasladados a hospitales de la ciudad por diversos traumatismos.
Con este joven, que era vecino de la localidad madrileña de Alcalá de Henares, son ya quince las personas que han muerto en los encierros de los Sanfermines desde 1922.
También es la primera víctima mortal desde que en 2003 falleciera el veterano corredor Fermín Etxeberría tras permanecer dos meses y medio en coma a consecuencia de las heridas sufridas durante un encierro, y la primera por asta de toro desde 1995, cuando un joven estadounidense Mattew Peter Tassio fue empitonado por uno de los astados.
Cientos de personas, muchas de ellas llegadas de otros países, toman parte cada año en los encierros, el acto más esperado y peligroso de los Sanfermines, unas fiestas de sabor taurino que arrancan con el tradicional "chupinazo" -cohete anunciador de los festejos- y tiñen durante nueve días Pamplona de blanco y rojo.
Cuando dan las ocho de la mañana, los participantes corren delante de los toros a lo largo de un tramo de 800 metros que separa los corrales donde las reses pasan la noche hasta la plaza donde serán lidiadas por la tarde.
El recorrido, que transcurre por el casco histórico de Pamplona, se prolonga durante unos interminables minutos por sinuosas calles que se convierten en un lugar de alto riesgo, dada la peligrosidad de las reses bravas, de más de 500 kilos, la falta de sueño y los efectos del alcohol ingerido por algunos de los corredores.
Los Sanfermines, universalizados por el escritor estadounidense Ernest Hemingway en su novela "The sun also rises" (1932), traducida como "Fiesta" en español, reciben cada año miles de visitantes de todos los rincones del mundo.
Tras nueve días y nueve noches de diversión sin descanso, miles de pamploneses y visitantes se congregan a medianoche del día 14 de julio para poner fin a los festejos entonando el "Pobre de mí, ya se acabaron las fiestas de San Fermín".
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