miércoles, 24 de marzo de 2010

Se disparan hurtos en supermercados españoles

Noticieros Televisa
MADRID, España, mar. 24, 2010.- En contra de las cifras oficiales que se dieron a conocer hace unos días, donde se reflejaba un descenso en los delitos contra el patrimonio, un estudio revela que se han incrementado los hurtos menores tanto en el pequeño y mediano comercio así como en las grandes superficies debido a la crisis.
Se denominan hurtos famélicos, es decir, robos de alimentos básicos así como prendas de ropa, principalmente propiciados por la mala situación económica que viven los españoles.
Los comerciantes en este país cifran en 2.421 millones de euros el dinero que perdieron el pasado año por robos producidos en sus superficies, un 3.8% más que en el 2008.
Mariano Tudela, director de la empresa Checkpoint Systems, que ha elaborado el Barómetro Mundial del Hurto, cree que se trata de unas pérdidas muy elevadas para los comerciantes es como un impuesto indirecto. Y es una causa-efecto clarísima de la crisis y agrega que ahora se producen más hurtos pequeños motivados por la situación económica.
NUEVO PERFIL DE LADRÓN
Este barómetro también arroja un dato significativo: un nuevo perfil de ladrón, el amateur, es decir, el que nunca antes lo había hecho pero que la necesidad en el seno familiar les ha llevado a apropiarse de alimentos que de otra manera no podrían adquirir.
De hecho, como afirma Mariano Tudela se roban productos que antes no se robaban, como embutidos o latas de conserva, y ahora los comerciantes han empezado a proteger estos alimentos con nuevos sistemas antirrobo.
Otro dato a tener en cuenta es que estos hurtos, menores pero con grandes pérdidas en el comercio, se producen entre los días 20 y 30 de cada mes (en España se cobra el salario mensualmente, por lo que a final de mes es cuando más sufren los bolsillos de las pequeñas economías), lo que demuestra según Tudela, que el ladrón es una persona necesitada.
Pero, hay que distinguir entre ladrones profesionales, que suelen planificar los hurtos y las pequeñas sustracciones esporádicas de algunos colectivos como los desempleados, pensionistas, amas de casa o adolescentes, cuyos motivos son básicamente económicos.
De hecho, algunos de estos ladrones han hecho de estos pequeños hurtos un negocio y roban a la carta. Es decir, preguntan entre las personas de la zona donde viven que necesitan y ellos lo sustraen de los supermercados para después revenderlo más barato en mercadillos improvisados en la calle.
La mayoría de estos delitos menores no se denuncian, pues no suelen superan los 100 euros y los empleados tienen miedo a denunciarlos ya que en ocasiones son amenazados.
Según los propios comerciantes y empleados no merece la pena denunciar el robo de una bandeja de jamón, pues no compensa el tiempo empleado en dirigirse a la policía abrir una denuncia, cuando el castigo no deja de ser nada más que un apercibimiento para el ladrón.
Pero no sólo los clientes son culpables de estos hurtos. El 28% de los robos son cometidos por los propios empleados y un 7% por los proveedores.

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