CIUDAD DEL VATICANO, sep. 14, 2009.- El Papa negó que la religión católica sea un "simple moralismo" y que los mandamientos se deban interpretar como 'una esclavitud' opresora para los creyentes.
Benedicto XVI agregó que la alegría de la fe debe proceder de la "amistad con Dios", en la homilía de una misa celebrada el pasado 30 de agosto con ex alumnos suyos y cuyo contenido fue dado a conocer este día por El Vaticano.
Durante el mensaje, pronunciado en la residencia de verano de la Sede Apostólica en Castelgandolfo (al sur de Roma), indicó que gracias a la pureza de Dios los seres humanos se vuelven personas que aman con su amor.
"Por eso el cristianismo no puede reducirse a una ley que está frente a nosotros desde el exterior pero no puede ser nunca cumplida", apuntó.
Joseph Ratzinger explicó que "la ley" (los mandamientos) no es una exigencia que pretende mucho de nosotros y tampoco es una contradicción a la libertad sino una renovación desde dentro.
"Así la ley no aparece como una esclavitud sino que es causa de una gran alegría: no andamos dando manotazos en la oscuridad, no vagamos en vano en busca de lo que podría ser recto, no somos como ovejas sin pastor", dijo.
"Dios se ha manifestado, agregó, él mismo nos indica el camino. Conocemos su voluntad y con ello la verdad que cuenta en nuestra vida".
Benedicto XVI agregó que la alegría de la fe debe proceder de la "amistad con Dios", en la homilía de una misa celebrada el pasado 30 de agosto con ex alumnos suyos y cuyo contenido fue dado a conocer este día por El Vaticano.
Durante el mensaje, pronunciado en la residencia de verano de la Sede Apostólica en Castelgandolfo (al sur de Roma), indicó que gracias a la pureza de Dios los seres humanos se vuelven personas que aman con su amor.
"Por eso el cristianismo no puede reducirse a una ley que está frente a nosotros desde el exterior pero no puede ser nunca cumplida", apuntó.
Joseph Ratzinger explicó que "la ley" (los mandamientos) no es una exigencia que pretende mucho de nosotros y tampoco es una contradicción a la libertad sino una renovación desde dentro.
"Así la ley no aparece como una esclavitud sino que es causa de una gran alegría: no andamos dando manotazos en la oscuridad, no vagamos en vano en busca de lo que podría ser recto, no somos como ovejas sin pastor", dijo.
"Dios se ha manifestado, agregó, él mismo nos indica el camino. Conocemos su voluntad y con ello la verdad que cuenta en nuestra vida".
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