BOGOTÁ, Colombia, mar. 31, 2010.- El sargento colombiano Pablo Emilio Moncayo, liberado ayer tras doce años y tres meses en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), despertó hoy mimado por su madre y anonadado por la tecnología y el calor de hogar.
Así lo reveló su padre, el profesor de sociales Gustavo Moncayo, quien relató a los medios colombianos las primeras horas en libertad del militar, quien cayó en poder de los rebeldes cuando tenía 19 años.
"Escuché que Pablo Emilio estaba conversando con la mamá (Estela), mirando fotos, cuchicheando sobre lo que ha pasado. La mamá lo estaba actualizando sobre cómo la gente le envía mensajes de cariño", señaló.
"Desde el principio dijimos que el primer día es para la familia", dijo el educador al diario bogotano El Tiempo.
"Solo queremos estar juntos, es nuestro derecho", señaló y comentó que en una semana piensa regresar con toda la familia a Sandoná, a unos 800 kilómetros al suroeste de Bogotá, en la frontera con Ecuador.
Además, reveló que ha expresado a Pablo Emilio su intención de emprender juntos un viaje a varios países "para agradecer" a quienes cooperaron de muchas maneras a su puesta en libertad.
"Vamos a mirar cómo rehacemos nuestra vida, porque todo cambia mucho", indicó el profesor Moncayo, famoso por las travesías de miles de kilómetros a pie en Colombia y en otros países de América y Europa para reclamar la libertad de su hijo.
Pablo Emilio está bastante "emocionado" y "sorprendido", sobre todo con la tecnología, las cámaras, los computadores personales, los teléfonos móviles y algunos juegos electrónicos que nunca vio en la jungla en la que fue rehén 4.480 días y de la que salió con 32 años.
Pero otra sorpresa para el sargento ha sido conocer a su pequeña hermana Laura Valentina, de cinco años de edad y que, según el profesor Moncayo, será "en adelante su fuente de inspiración".
Orgulloso, el educador reveló que su hijo "parece que escribió muchos poemas en cautiverio".
A Pablo Emilio también le gusta la música y por ello tras su retorno de la selva le llevaron "grupos de música llanera y folclórica, vallenatos (ritmo tradicional colombiano)" para celebrar una fiesta, dijo emocionado el padre del militar secuestrado el 21 de diciembre de 1997.
El sargento Moncayo, entonces un joven cabo, sufrió el 21 de diciembre de 1997 el ataque de más de un centenar de guerrilleros de las FARC a la base de comunicaciones militares que custodiaba.
Allí murieron 22 compañeros y otros 18 fueron secuestrados, pero 16 de ellos fueron liberados días después. Solo quedaron en manos de la guerrilla Moncayo y su compañero José Libio Martínez, quien desde el martes se convirtió en el rehén más antiguo de las FARC.
El llamado "Caminante por la paz" admitió que quiere muchas mañanas como las de este miércoles, cuando despertó y sintió mucha emoción al saber que ya su hijo está ahí, a su lado, junto a toda la familia.
Es el mismo Pablo Emilio que en la pista del aeropuerto de Florencia, la ciudad sureña a la que llegó desde su prolongado cautiverio, cortó y arrojó al suelo la cadena que portó su padre en los últimos años, como símbolo del fin de una pesadilla.
Así lo reveló su padre, el profesor de sociales Gustavo Moncayo, quien relató a los medios colombianos las primeras horas en libertad del militar, quien cayó en poder de los rebeldes cuando tenía 19 años.
"Escuché que Pablo Emilio estaba conversando con la mamá (Estela), mirando fotos, cuchicheando sobre lo que ha pasado. La mamá lo estaba actualizando sobre cómo la gente le envía mensajes de cariño", señaló.
"Desde el principio dijimos que el primer día es para la familia", dijo el educador al diario bogotano El Tiempo.
"Solo queremos estar juntos, es nuestro derecho", señaló y comentó que en una semana piensa regresar con toda la familia a Sandoná, a unos 800 kilómetros al suroeste de Bogotá, en la frontera con Ecuador.
Además, reveló que ha expresado a Pablo Emilio su intención de emprender juntos un viaje a varios países "para agradecer" a quienes cooperaron de muchas maneras a su puesta en libertad.
"Vamos a mirar cómo rehacemos nuestra vida, porque todo cambia mucho", indicó el profesor Moncayo, famoso por las travesías de miles de kilómetros a pie en Colombia y en otros países de América y Europa para reclamar la libertad de su hijo.
Pablo Emilio está bastante "emocionado" y "sorprendido", sobre todo con la tecnología, las cámaras, los computadores personales, los teléfonos móviles y algunos juegos electrónicos que nunca vio en la jungla en la que fue rehén 4.480 días y de la que salió con 32 años.
Pero otra sorpresa para el sargento ha sido conocer a su pequeña hermana Laura Valentina, de cinco años de edad y que, según el profesor Moncayo, será "en adelante su fuente de inspiración".
Orgulloso, el educador reveló que su hijo "parece que escribió muchos poemas en cautiverio".
A Pablo Emilio también le gusta la música y por ello tras su retorno de la selva le llevaron "grupos de música llanera y folclórica, vallenatos (ritmo tradicional colombiano)" para celebrar una fiesta, dijo emocionado el padre del militar secuestrado el 21 de diciembre de 1997.
El sargento Moncayo, entonces un joven cabo, sufrió el 21 de diciembre de 1997 el ataque de más de un centenar de guerrilleros de las FARC a la base de comunicaciones militares que custodiaba.
Allí murieron 22 compañeros y otros 18 fueron secuestrados, pero 16 de ellos fueron liberados días después. Solo quedaron en manos de la guerrilla Moncayo y su compañero José Libio Martínez, quien desde el martes se convirtió en el rehén más antiguo de las FARC.
El llamado "Caminante por la paz" admitió que quiere muchas mañanas como las de este miércoles, cuando despertó y sintió mucha emoción al saber que ya su hijo está ahí, a su lado, junto a toda la familia.
Es el mismo Pablo Emilio que en la pista del aeropuerto de Florencia, la ciudad sureña a la que llegó desde su prolongado cautiverio, cortó y arrojó al suelo la cadena que portó su padre en los últimos años, como símbolo del fin de una pesadilla.
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