BANGKOK, Tailandia, mayo 17, 2010.- El frente de los camisas rojas anunció hoy que ha aceptado que el Senado de Tailandia medie en las negociaciones con el Gobierno para encontrar una salida a la profunda crisis política, que ha desatado una ola de violencia en la que han muerto al menos 37 personas.
Los cabecillas de los camisas rojas adoptaron la decisión tras las conversaciones mantenidas el lunes con representantes gubernamentales y del Senado.
"Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuantas vidas se perderán", dijo Natawut Saikua, uno de los líderes del frente, en rueda de prensa.
Saikua apuntó que "no será correcto poner condiciones al Senado".
La decisión llega cuando los camisas rojas continúan sin abandonar su fortaleza del corazón comercial de Bangkok, a pesar del cerco impuesto por los soldados y de que expiró el plazo dado por el Gobierno de Tailandia para que la desalojasen.
Unos tres mil partidarios del frente siguen con sus actividades habituales en el interior de la zona capitalina que ocupan desde hace cinco semanas.
Tras las barricadas de neumáticos y empalizadas hechas con cañas de bambú, la atmósfera es bastante diferente a la que se respira en las inmediaciones del campamento, donde desde el pasado jueves, los soldados y camisas rojas han librado enfrentamientos que han causado al menos 37 muertos y casi 270 heridos.
Las autoridades amenazaron con imponer hasta dos años de cárcel a los manifestantes que no salieran del campamento rojo antes de las 15:00 hora local (08:00 GMT).
Los partidarios de los camisas rojas hostigaron a lo largo del lunes a los soldados en diferentes puntos de la capital, en los que quemaron neumáticos y saquearon algún que otro pequeño comercio.
Los líderes del Frente para la Democracia y contra la Dictadura, al que pertenecen los camisas rojas, propusieron el domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas de las calles del centro de la capital.
Ayer, representantes del Gobierno y líderes de frente mantuvieron conversaciones con la finalidad de buscar una salida a la profunda crisis política que ha desatado la peor ola de violencia en el país desde la matanza de manifestantes perpetrada por los soldados, en 1992, a raíz de las protestas para exigir el retorno de la democracia.
El Gobierno retiró la pasada semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando las negociaciones con los camisas rojas se estancaron y sus cabecillas dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta.
Los enfrentamientos entre manifestantes y soldados han causado además 266 heridos, incluidos en el total de unos 1,650 registrados desde que a mediados del pasado marzo comenzaron las protestas.
Desde entonces, al menos 66 personas han perdido la vida por disparos o explosiones de granadas u otros artefactos.
Los cabecillas de los camisas rojas adoptaron la decisión tras las conversaciones mantenidas el lunes con representantes gubernamentales y del Senado.
"Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuantas vidas se perderán", dijo Natawut Saikua, uno de los líderes del frente, en rueda de prensa.
Saikua apuntó que "no será correcto poner condiciones al Senado".
La decisión llega cuando los camisas rojas continúan sin abandonar su fortaleza del corazón comercial de Bangkok, a pesar del cerco impuesto por los soldados y de que expiró el plazo dado por el Gobierno de Tailandia para que la desalojasen.
Unos tres mil partidarios del frente siguen con sus actividades habituales en el interior de la zona capitalina que ocupan desde hace cinco semanas.
Tras las barricadas de neumáticos y empalizadas hechas con cañas de bambú, la atmósfera es bastante diferente a la que se respira en las inmediaciones del campamento, donde desde el pasado jueves, los soldados y camisas rojas han librado enfrentamientos que han causado al menos 37 muertos y casi 270 heridos.
Las autoridades amenazaron con imponer hasta dos años de cárcel a los manifestantes que no salieran del campamento rojo antes de las 15:00 hora local (08:00 GMT).
Los partidarios de los camisas rojas hostigaron a lo largo del lunes a los soldados en diferentes puntos de la capital, en los que quemaron neumáticos y saquearon algún que otro pequeño comercio.
Los líderes del Frente para la Democracia y contra la Dictadura, al que pertenecen los camisas rojas, propusieron el domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas de las calles del centro de la capital.
Ayer, representantes del Gobierno y líderes de frente mantuvieron conversaciones con la finalidad de buscar una salida a la profunda crisis política que ha desatado la peor ola de violencia en el país desde la matanza de manifestantes perpetrada por los soldados, en 1992, a raíz de las protestas para exigir el retorno de la democracia.
El Gobierno retiró la pasada semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando las negociaciones con los camisas rojas se estancaron y sus cabecillas dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta.
Los enfrentamientos entre manifestantes y soldados han causado además 266 heridos, incluidos en el total de unos 1,650 registrados desde que a mediados del pasado marzo comenzaron las protestas.
Desde entonces, al menos 66 personas han perdido la vida por disparos o explosiones de granadas u otros artefactos.
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