viernes, 7 de mayo de 2010

Nueva hipótesis de accidente de avión francés en el Atlántico

EFE
PARÍS, Francia, mayo 7, 2010.- El avión de Air France que se estrelló en el Atlántico el 1 de junio del pasado año pudo haber dado media vuelta para dirigirse a su punto de partida en Brasil antes de caer al mar, según una fuente gubernamental francesa citada hoy por "Le Figaro".
Esa hipótesis se basa en la fijación de una nueva zona de búsqueda del Airbus A330 siniestrado con 228 personas a bordo -todas muertas- cuando volaba de Río de Janeiro a París a partir de una posible señal de las cajas negras registrada por el sónar del submarino nuclear francés 'Emeraude' el 1 de julio pasado.
De confirmarse que el aparato cayó en ese área, a unos 40 kilómetros al suroeste de su última posición conocida, "significaría que el avión estaba perdido y conforme a los procedimientos en vigor dio media vuelta bien para salir de una zona de cúmulo-nimbos, bien para volver a Brasil", señaló la fuente oficial a la que tuvo acceso "Le Figaro".
También significaría que el barco 'Seabed Worker', fletado por el organismo francés encargado de la investigación, el BEA, ha buscado desde el mes de marzo en una zona equivocada.
Según anuncio el mismo BEA, el 'Seabed Worker' desde hoy va a realizar barridos en el nuevo perímetro delimitado por las conclusiones obtenidas del análisis de la señal captada por el sónar del submarino nuclear francés hace ya más de diez meses, gracias a una interpretación mediante un algoritmo informático novedoso.
Los técnicos de Thales, fabricante del sónar del 'Emeraude' y expertos de la Marina francesa, consideran que las cajas negras de la aeronave enviaron los signos detectados por el submarino, que han permitido establecer un área de unos 80-100 kilómetros cuadrados.
El problema será ahora localizar exactamente esas cajas negras y sacarlas a la superficie, una labor que según el portavoz del Ministerio francés de Defensa, el general Christian Baptiste, es como encontrar una caja de zapatos en un espacio grande como la ciudad de París y en un terreno tan accidentado como la cordillera de los Andes.
En cualquier caso, el BEA confía en que si se logran extraer del Atlántico las cajas negras se podrán analizar, puesto que están concebidas para resistir un impacto fortísimo, temperaturas de hasta 1,100 grados por si hubiera un incendio y presiones equivalentes a las que hay a 6 mil metros bajo el nivel del mar.

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