lunes, 28 de noviembre de 2011

Activistas alemanes impiden paso de tren con desechos nucleares


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En la localidad de Hitzacker, cuatro personas se encadenaron a las vías del tren para impedir el paso del convoy cargado con dos mil 500 toneladas de residuos tóxicos

BERLÍN, Alemania.- Los sucesivos bloqueos de protesta de los antinucleares alemanes impidieron hoy casi por completo el avance del tren con basura radiactiva en su ruta hacia el depósito de Gorleben (norte del país), pese al fuerte dispositivo de seguridad.

En toda la jornada el convoy, con once contenedores tipo "castor" cargados con dos mil 500 toneladas de residuos altamente tóxicos, apenas recorrió unos 60 kilómetros, de Maschen -en donde pasó la noche- a Dahlenburg, donde le situaron sobre las 17.00 GMT varios testigos.

Así, al cargamento sólo le restarían 30 kilómetros para completar su ruta en tren y podría llegar por la noche a Dannenberg, la última estación de su recorrido, si los antinucleares no vuelven a sorprender de nuevo a las fuerzas de seguridad.

La principal acción de protesta se ha desarrollado durante gran parte del día en la localidad de Hitzacker, donde cuatro personas (tres hombres y una mujer) se encadenaron esta mañana a las vías mediante un complejo mecanismo de una tonelada de hormigón y un metro de alto.

Las fuerzas de seguridad se han empleado durante horas para soltar a estos activistas y a las 17.25 GMT aún no lo habían conseguido.

Mientras tanto, al menos dos "sentadas" de activistas siguen obstaculizando el transporte, una en Hitzacker y la otra en el propio Gorleben, donde reina un ambiente festivo a pesar de las pésimas condiciones mete orológicas y el frío.

Los antinucleares han logrado casi paralizar por entero la marcha del tren "castor" desde que alcanzó la estación de carga de Maschen ayer a las 17.44 GMT.

Desde el pasado jueves, un día antes de que partiera desde la planta de tratamiento de residuos de La Hague (Francia) este tren "castor", las manifestaciones, las acciones de protesta y los enfrentamientos entre activistas y policías han sido frecuentes en las localidades próximas al cementerio nuclear alemán.

La policía, que ha movilizado a 20 mil efectivos, ha señalado que sus agentes han sido atacados con cócteles molotov, bengalas y piedras, mientras que los activistas y los medios de comunicación han destacado el abundante uso de cañones de agua, pelotas de goma y gases lacrimógenos por parte de las fuerzas de seguridad.

La policía alemana ha aplicado este año una estrategia de "tolerancia cero" ante las protestas, frente a la táctica de anteriores años de "rebajar" la tensión, según medios alemanes.

No obstante, tras los repetidos enfrentamientos entre agentes y activistas durante las jornadas del viernes y el sábado, la tensión y la violencia se redujeron sensiblemente hoy, cuando predominaron las acciones pacíficas.

La copresidente del partido Los Verdes Claudia Roth aseguró esta tarde en Gorleben en declaraciones a la televisión pública ZDF que el amplio dispositivo policial era propio de "un estado de excepción".

Aunque oficialmente se apuntó al domingo, aún se desconoce cuándo llegará el controvertido convoy a Dannenberg, última parada del trayecto en tren y donde los contenedores "castor" serán reubicados en camiones para recorrer los últimos kilómetros por carretera hasta Gorleben.

Sin embargo, las condiciones climatológicas adversas podrían dificultar la descarga -en el caso de que los "castor" lleguen a Dannenberg- ya que los fuertes vientos que se han desatado en las últimas horas podrían desaconsejar la delicada maniobra de trasvase.

Desde hace años, los transportes de desechos radiactivos alemanes que regresan al país tras ser tratados en Francia generan fuertes protestas del colectivo antinuclear germano, con recurrentes cortes de las vías en su trayecto al depósito de Gorleben.

Tras las multitudinarias concentraciones del año pasado, las más concurridas en décadas, las protestas de 2011 son las primeras desde la aprobación del "apagón" nuclear de la canciller federal, Angela Merkel, bajo el impacto de la catástrofe de la central atómica japonesa de Fukushima.

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