PARÍS, Francia, mayo 21, 2009.- Tras la agresión ocurrida el 15 de mayo en un colegio de Fenouillet, en el suroeste de Francia, donde un maestro fue apuñalado por un alumno de 12 años, el ministro francés de Educación, Xavier Darcos, hace esfuerzos por calmar a los padres de familia y a los docentes.
El ministro quiere una escuela del "respeto" y de la "no violencia", en la que el personal obtenga medios jurídicos y materiales para actuar. Xavier Darcos avanzó la idea de poder hurgar en las bolsas, mochilas y bolsillos de los alumnos a título preventivo, sobre todo, de los alumnos sospechosos de llevar armas.
Otra propuesta del titular galo de Educación consiste en crear una fuerza móvil de agentes especializados que intervengan en el seno de los establecimientos escolares para prevenir y controlar la violencia. Los padres de los alumnos indisciplinados deberán -en la opinión del ministro- recibir sanciones económicas.
La iniciativa de Xavier Darcos desató una avalancha de comentarios, unos entusiastas, otros salpicados de críticas, otros más con gritos de estupor: ¿Quién va a ser capaz de controlar a todos los alumnos? ¿Cuánto costará la operación "orden y respeto"? ¿No representa una violación de la intimidad personal el cacheo de los jóvenes? Son hoy las preguntas más frecuentes.
La polémica está servida. Vuelve el debate sobre la autoridad, la exigencia, el respeto y la disciplina en los colegios franceses, por los que aún deambulan los herederos del mayo del 68, que enseñan a los estudiantes que el maestro es un igual y que está prohibido prohibir.
Pero la inmensa mayoría de los franceses (un 90 por ciento), sueña con el regreso de una escuela tradicional, donde el profesor se muestre más autoritario y sea respetado como un abogado o un agente de policía. A un ritmo vertiginoso han crecido últimamente los problemas de fracaso escolar, violencia y falta de respeto al personal docente cada vez más desbordado.
El ministro quiere una escuela del "respeto" y de la "no violencia", en la que el personal obtenga medios jurídicos y materiales para actuar. Xavier Darcos avanzó la idea de poder hurgar en las bolsas, mochilas y bolsillos de los alumnos a título preventivo, sobre todo, de los alumnos sospechosos de llevar armas.
Otra propuesta del titular galo de Educación consiste en crear una fuerza móvil de agentes especializados que intervengan en el seno de los establecimientos escolares para prevenir y controlar la violencia. Los padres de los alumnos indisciplinados deberán -en la opinión del ministro- recibir sanciones económicas.
La iniciativa de Xavier Darcos desató una avalancha de comentarios, unos entusiastas, otros salpicados de críticas, otros más con gritos de estupor: ¿Quién va a ser capaz de controlar a todos los alumnos? ¿Cuánto costará la operación "orden y respeto"? ¿No representa una violación de la intimidad personal el cacheo de los jóvenes? Son hoy las preguntas más frecuentes.
La polémica está servida. Vuelve el debate sobre la autoridad, la exigencia, el respeto y la disciplina en los colegios franceses, por los que aún deambulan los herederos del mayo del 68, que enseñan a los estudiantes que el maestro es un igual y que está prohibido prohibir.
Pero la inmensa mayoría de los franceses (un 90 por ciento), sueña con el regreso de una escuela tradicional, donde el profesor se muestre más autoritario y sea respetado como un abogado o un agente de policía. A un ritmo vertiginoso han crecido últimamente los problemas de fracaso escolar, violencia y falta de respeto al personal docente cada vez más desbordado.
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