LONDRES, Reino Unido, oct 28, 2009.- Irak lleva a cabo gestiones para que se le permita emprender un nuevo programa nuclear de tipo civil, casi diecinueve años después de que la aviación británico-estadounidense destruyera los dos últimos reactores bajo el régimen de Saddam Hussein, informa hoy el periódico "The Guardian".
Según el diario, el Gobierno de Bagdad ha sondeado a la industria nuclear francesa sobre la posibilidad de que ayude al país árabe a reconstruir al menos uno de los reactores bombardeados durante la primera Guerra del Golfo.
Añade que el Ejecutivo iraquí ha contactado asimismo con el Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y con la ONU para buscar la forma de sortear las resoluciones internacionales que le prohíben desarrollar actividades nucleares.
"Estamos cooperando con el AIEA y definiendo áreas de investigación donde aplicar la tecnología nuclear para fines pacíficos", dijo a "The Guardian" el ministro iraquí de Ciencia y Tecnología, Raid Fahmi.
"Tras la disolución (del anterior régimen), no teníamos una industria (nuclear), pero somos cada vez más conscientes de la necesidad de la tecnología nuclear. Es algo que les planteamos hace varios meses a los organismos competentes", agregó.
Según Fahmmi, Irak sólo proyecta el uso "pacífico" del programa nuclear en sectores como "la salud, la agricultura... y el tratamiento de agua".
El Gobierno iraquí no puede satisfacer las necesidades de los ciudadanos por culpa de redes de distribución de agua y electricidad totalmente obsoletas.
La mayoría de los demás servicios, incluidos los del sector de ciencia y tecnología, no están en condiciones de satisfacer las necesidades actuales del país, y la energía de origen nuclear sería una alternativa atractiva, dice el periódico.
Sin embargo, existe preocupación por la inseguridad reinante en el país, donde siguen produciéndose atentados suicidas.
También genera inquietud, según el periódico, la existencia de material radiactivo generado en el país durante el pasado régimen, incluida la llamada pasta amarilla, que sigue sin aparecer seis años después del saqueo del centro de investigación nuclear Tuwaitha, en el sur de Bagdad.
En ese lugar había un centro de investigaciones, una planta de gestión de residuos nucleares y los tres reactores atómicos de los que disponía el país: Tamuz 1, Tamuz 2 y Tamuz 3, uno de los cuales fue destruido por la aviación israelí en 1981 y los otros, por la de Estados Unidos y el Reino Unido en 1991.
Según el diario, el Gobierno de Bagdad ha sondeado a la industria nuclear francesa sobre la posibilidad de que ayude al país árabe a reconstruir al menos uno de los reactores bombardeados durante la primera Guerra del Golfo.
Añade que el Ejecutivo iraquí ha contactado asimismo con el Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y con la ONU para buscar la forma de sortear las resoluciones internacionales que le prohíben desarrollar actividades nucleares.
"Estamos cooperando con el AIEA y definiendo áreas de investigación donde aplicar la tecnología nuclear para fines pacíficos", dijo a "The Guardian" el ministro iraquí de Ciencia y Tecnología, Raid Fahmi.
"Tras la disolución (del anterior régimen), no teníamos una industria (nuclear), pero somos cada vez más conscientes de la necesidad de la tecnología nuclear. Es algo que les planteamos hace varios meses a los organismos competentes", agregó.
Según Fahmmi, Irak sólo proyecta el uso "pacífico" del programa nuclear en sectores como "la salud, la agricultura... y el tratamiento de agua".
El Gobierno iraquí no puede satisfacer las necesidades de los ciudadanos por culpa de redes de distribución de agua y electricidad totalmente obsoletas.
La mayoría de los demás servicios, incluidos los del sector de ciencia y tecnología, no están en condiciones de satisfacer las necesidades actuales del país, y la energía de origen nuclear sería una alternativa atractiva, dice el periódico.
Sin embargo, existe preocupación por la inseguridad reinante en el país, donde siguen produciéndose atentados suicidas.
También genera inquietud, según el periódico, la existencia de material radiactivo generado en el país durante el pasado régimen, incluida la llamada pasta amarilla, que sigue sin aparecer seis años después del saqueo del centro de investigación nuclear Tuwaitha, en el sur de Bagdad.
En ese lugar había un centro de investigaciones, una planta de gestión de residuos nucleares y los tres reactores atómicos de los que disponía el país: Tamuz 1, Tamuz 2 y Tamuz 3, uno de los cuales fue destruido por la aviación israelí en 1981 y los otros, por la de Estados Unidos y el Reino Unido en 1991.
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