jueves, 30 de junio de 2011

El alto costo de cuidar la frontera con México

EL PUEBLO


Texas.- Encerrado en una cápsula del tamaño de una cabina telefónica suspendida seis metros sobre un campo de repollos en el sur de Texas, un soldado de la Guardia Nacional pasa una noche de domingo con una pistola sujeta a su cadera, mientras observa un naranjal cercano a través de lentes detectores de calor.

Apostar mil 200 soldados de la Guardia Nacional en la frontera durante un año cuesta 110 millones de dólares. Esa misma noche, hacia el oeste, un inquietante silbido atraviesa el silencio del amanecer mientras un tren de 1.6 kilómetros de largo está detenido en medio de un puente sobre el río Bravo.

En un ritual que se repite cada noche, un agente de Aduanas y Protección de Fronteras le quita el seguro a una puerta, un policía del ferrocarril desliza las pesadas puertas para abrirla y ambos agitan los haces de sus linternas para inspeccionar debajo, arriba y en medio de la carga de automóviles y productos electrónicos, antes de que pasen a través de una máquina de rayos X en busca de personas o drogas ocultas.

Pasar una carga ferroviaria a través de una maquina de rayos X cuesta 1.75 millones de dólares. Esa noche, en el sur de Arizona, un vigilante ve algo extraño en un camión con un remolque cargado de carbón y solicita un examen más detallado. Perros entrenados para oler drogas comienzan a ladrar, y el guardia encuentra 3 mil 600 kilogramos de marihuana en varios camiones. El salario anual de un agente de Aduanas y Protección Fronteriza promedia 75 mil dólares. Un perro detector de drogas cuesta 4 mil 500.

En momentos en que el Congreso debate cómo financiar la frontera y los gobernadores exigen más asistencia, The Associated Press ha investigado lo que cuesta a los contribuyentes asegurar la frontera entre México y Estados Unidos. El precio, hasta ahora, no se ha hecho público. Pero AP, al utilizar los presupuestos de la Casa Blanca, informes obtenidos a través de solicitudes amparadas por la ley de libertad de información y transcripciones del Congreso, hizo las cuentas totales: 90 mil millones de dólares en 10 años.

Para los contribuyentes que pagan esta cuenta, el resultado ha sido agridulce: menos inmigrantes ilegales, pero escaso impacto sobre el terrorismo. Y ciertamente no ha interrumpido la oferta de drogas. Los terroristas que perpetraron los atentados del 11 de septiembre 2001 no venían de México, pero los ataques llevaron a los políticos a reexaminar la seguridad fronteriza.

Diez días después, el presidente George W. Bush anunció un nuevo Departamento de Seguridad Nacional, con tareas que incluyen la seguridad de la porosa frontera sur del país. En los siguientes 10 años, el gasto anual en la frontera se triplicó mientras Estados Unidos construyó una red sin precedentes a lo largo de la frontera de más de 3 mil kilómetros con México: 165 maquinas de rayos X para camiones y trenes; más de mil kilómetros de cercas de alta resistencia y muros de hormigón; el doble de agentes a lo largo todo el tramo, y una pequeña flota de aviones no tripulados Predator.

Además, cámaras de vigilancia remota, dispositivos de imágenes térmicas y sensores de tierra parcialmente enterrados que hacen sonar una alarma en la oficina central cuando alguien los pisa en el desierto. “La obligación de asegurar nuestras fronteras implica la responsabilidad de hacerlo de la manera más rentable posible, y reconocemos que no hay una solución única para satisfacer nuestras necesidades de seguridad en la frontera”, dijo el portavoz del Departamento de Seguridad, Matthew Chandler.

Con el paso de los años, los objetivos de las medidas de seguridad en la frontera han cambiado. Las preocupaciones iniciales de que los terroristas podrían filtrar armas desde México a EU se vieron eclipsadas después por las preocupaciones sobre los violentos cárteles de la droga que matan personas a lo largo del río Bravo. A medida que la economía estadounidense decayó, prevenir que los inmigrantes ilegales cruzaran al norte en busca de trabajo se convirtió en el centro de atención.

“La seguridad fronteriza ya no trata sólo de responder al 11-S. Se convirtió en una parte muy importante del debate sobre la inmigración”, dijo Jena Baker McNeill, analista de políticas de seguridad nacional en The Heritage Foundation, un instituto de investigaciones de tendencia derechista con sede en Washington. De hecho, detener a los inmigrantes en la frontera se ha convertido en una herramienta de negociación con el Congreso para las dos últimos gobiernos: vallas y guardias a cambio de reformar las leyes de inmigración, dijo Baker McNeill.

El aumento de recursos ha reducido drásticamente la inmigración ilegal. Hace diez años, los agentes fronterizos atraparon a 1.6 millones de inmigrantes ilegales en un año. El año pasado atraparon sólo 463 mil. El descenso se atribuye en parte a la recesión en EU, que disminuyó los puestos de trabajo aquí, pero también es una señal, de acuerdo con las autoridades federales, de que menos personas están intentando cruzar ilegalmente la frontera. Sin embargo, el gasto no ha servido para detener el flujo de drogas ilegales.

Incautaciones récord

El año pasado, los guardias fronterizos incautaron las cifras récord de 115 mil kilogramos de cocaína, 1.6 millones de kilogramos de mariguana y mil 900 kilogramos de heroína. Como respuesta, los jefes de los cárteles mexicanos simplemente enviaron más: trenes cargados de marihuana y cocaína escondida en los parachoques y los tableros o heroína camuflada en los zapatos de hombres jóvenes.

Se calcula que unos 230 mil kilogramos de cocaína, 20 mil kilogramos de heroína y 100 mil kilogramos de metanfetaminas circulan en las calles estadounidenses en un año cualquiera, de acuerdo con la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas. Una fracción de esa cantidad se incauta en la frontera, un pequeño costo operativo para los narcotraficantes en México, que obtendrán unos 25 mil millones de dólares este año de sus ventas en EU.

El mes pasado, un estudio del Departamento de Justicia que revisaba el costo total del consumo de drogas ilícitas en EU e incluía estudios sobre el costo de las enfermedades, estadísticas de delitos federales y modelos económicos, llegó a una cifra de 193 mil millones anuales. “Nunca se va a poder sellar la frontera. Nunca se puede detener nada al 100%. Mientras exista un mercado, mientras produzca ganancias, siempre habrá alguien dispuesto a arriesgarse para conseguir que el producto pase”, dijo el representante demócrata de Texas Silvestre Reyes, ex director de la Patrulla Fronteriza.

A pesar del incremento de la violencia a la vuelta de la esquina —los muertos en la lucha de México contra los cárteles superan los 35 mil — el gobierno de Obama informa que las poblaciones en el lado estadounidense de la frontera disfrutan de relativa paz.

Los terroristas tampoco suelen cruzar la frontera para ingresar a Estados Unidos, señalan las autoridades. Sin embargo, el representante Michael McCaul, republicano de Texas, alerta contra la autocomplacencia. Se pregunta: “¿qué debemos hacer? Para empezar, debemos salir de nuestras trincheras y enfrentar esta creciente amenaza. Si no lo hacemos, los cárteles eventualmente intentarán apoderarse de nuestras ciudades”.

Si la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, pudiera hablar con los jefes del narcotráfico mexicano, esto es lo que ella dice que les diría: “Ni siquiera piensen en traer su violencia y sus tácticas a este lado de la frontera. Serían recibidos con una respuesta abrumadora”. Y si pudiera hablar con los aspirantes a inmigrantes ilegales, les diría: “Hay más agentes de la Patrulla Fronteriza que nunca en esa frontera. Hay más funcionarios de aduanas. Hay más tecnología”.

Para 2012, el presupuesto récord para la seguridad fronteriza del gobierno de EU propone 242 millones de dólares adicionales para pagar por torres de vigilancia de alta tecnología y aparatos detectores móviles a lo largo de la frontera, 229 millones de dólares para aumentar el salario de los agentes fronterizos y 184 millones de dólares para identificar y deportar a delincuentes extranjeros en prisiones estatales y cárceles locales. A esto se suma unos 14 millones para apoyar la infraestructura actual. ¿Corresponden las prioridades de la frontera con el gasto?

La respuesta depende de a quién se le pregunte. “En algún momento tuvimos la idea equivocada de que seguridad fronteriza significa asegurar la frontera”, dijo Andrew Seele, director del Mexico Institute del Woodrow Wilson International Center for Scholars, un instituto de investigaciones apartidista con sede en Washington. “En realidad es algo mucho más amplio, desde la reducción del consumo de drogas hasta la reforma de las leyes de inmigración, además de facilitar el comercio legítimo. El gasto necesita coincidir con los objetivos”.

Un monumento oxidado

En Texas, la juez del condado de El Paso Verónica Escobar califica la valla fronteriza de más de mil kilómetros, a un costo de 2 mil 600 millones de dólares, que serpentea por el lado sur de su ciudad como “un oxidado monumento que hace que mi comunidad luzca como un deshuesadero”. Lo que es peor, las hileras de barras de acero soldadas de más de cinco metros de altura a lo largo del río Bravo no hacen nada para enfrentar los costos para El Paso de la guerra contra el narcotráfico en México, dijo. “Los residentes de la frontera han visto a sus comunidades utilizadas como un conveniente telón de fondo para acalorados debates y poses políticas acerca de las políticas de inmigración y drogas”, añadió.

Gil Kerlikowske, director saliente de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas, dijo que no cree que el país pueda detener completamente las drogas que cruzan sus fronteras, y aboga por un enfoque integral que incluya la seguridad fronteriza y los programas de prevención y tratamiento para disminuir la demanda de drogas. “No creo que tengamos una opción verdadera excepto asegurarnos de que estamos poniendo la cantidad adecuada de dinero y tecnología en la frontera”, dijo.

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