CNNMEXICO
El primer ministro ruso Vladimir Putin ha logrado algo que se antojaría imposible para otros gobernantes del mundo: mantener su vida privada a nivel de secreto de Estado, según publica la revista Time.
Aunque Putin, de 58 años, ha gobernado Rusia desde hace más de 10 años, los ciudadanos de ese país ni siquiera conocen el rostro de sus dos hijas. Según Time, a través de internet es posible saber que se llaman María y Yekaterina y que nacieron en 1985 y 1986, respectivamente, pero sólo eso.
No hay más información ni fotografías de las hijas de Putin. Tampoco se sabe si viven en Rusia o en otro país, ni si permanecen solteras o ya se casaron. Ni soñar con alguna entrevista o presentación pública, como han hecho otros hijos de gobernantes, como Chelsea Clinton o las hermanas Bush, por ejemplo.
La falta de información sobre la familia de Putin, ex agente de la KGB -la agencia secreta y sede de la principal policía secreta de la Unión Soviética-, ha creado una serie de teorías, suposiciones y versiones, pero sin ningún dato sólido y verificable para construir una historia. "A los medios de comunicación masiva en Rusia se les ha enseñado que estos temas están fuera de sus límites", señala Time.
La publicación recuerda la "lección más clara" que recibieron los medios rusos, cuando en 2008 desaparició el diario Moskovsky Korrespondent, que meses antes había publicado una historia donde afirmaba que Putin había abandonado a su esposa, Lyudmila, para casarse con una gimnasta, de 24 años, llamada Alina Kabayeva. En el artículo se citaron testimonios del organizador de la boda, quien había afirmado que el divorcio de Putin se concretó dos meses antes.
La publicación de la historia generó tal polémica, que Putin fue abordado sobre el tema durante una conferencia de prensa que ofrecía junto a su amigo italiano, Silvio Berlusconi, en Cerdeña. "Por supuesto, estoy al tanto de la frase trillada de que los políticos viven en una casa de cristal", dijo. "Pero incluso en estos casos debe haber ciertos límites".
Time recuerda cómo Berlusconi simuló con sus manos la forma de una ametralladora y, en una broma que no causó gracia a los periodistas, "pretendió matar" al reportero ruso que interrogaba a Putin, quien sólo sonrió y asintió con la cabeza.
Sin embargo, horas después, el Moskovsky Korrespondent fue cerrado por su editor. Así nació el tabú sobre la vida privada de Putin para los medios impresos.
Algo muy distinto ocurre en la blogósfera rusa, donde cualquier comentario que se haga con relación a la vida privada del político se vuelve viral.
Time recuerda que en 2010, un bloguero publicó que Putin había enviado a su esposa a vivir a un monasterio en la región de Pskov, en el noroeste de Rusia, localizada a unos 20 kilómetros de la frontera de Estonia, y famosa porque fue en este sitio donde el último zar de Rusia abdicó en marzo de 1917. La historia que se tejió en la red podría haberse ubicado perfectamente en épocas de Iván el Terrible o Pedro el Grande. Y aun cuando no había fuentes oficiales que confirmaran la versión, esta creció como bola de nieve y muchos la dieron por cierta.
Periodistas de Time intentaron confirmar la versión de que la esposa de Putin vive en un monasterio de Pskov y sólo obtuvieron comentarios de los lugareños, que la dieron por cierta pues es la única explicación que encuentran para que un sitio tan aislado del mundo reciba una millonaria "inyección de dólares". "Yo le digo al 100 por ciento. Ella vive allí", dice Vasili Dvornichenko, un dirigente sindical local. ¿Y cómo lo sabe? "Bueno, no he visto un helicóptero sobre el edificio. Pero yo lo sé. Todo el mundo aquí sabe".
Incluso funcionarios locales consultados por Time parecían inclinados a creer en las versiones. Raisa Shumkina, jefe del distrito que incluye Elizarova y pueblos de alrededor, dice que "no estaba seguro de una manera u otra" si la esposa de Putin había vivido allí o no.
Mientras las versiones crecen, muchos se preguntan por qué el gobierno ruso no abre el tema y responde directamente. Sin embargo, el responder preguntas no es algo común en ese país, que no tiene la tradicción occidental de la libertad de expresión o las leyes de transparencia aplicables al gobierno.
No obstante, la extendida versión ha ejercido presión en Putin, quien en febrero pasado, finalmente, ofreció algunos detalles sobre sus hijas diciendo que ambas "llevan una vida normal... y esto me hace muy feliz". Además, en un aparente intento para desinflar los rumores, se presentó junto a su esposa en el levantamiento del censo ruso. Ella dijo "soy su esposa", pero no usaba un anillo de bodas, dice Time.
El resultado fue diferente a lo que se pretendía. Los rumores en línea han crecido, pues no son pocos los que buscan llenar los huecos en el "árbol genealógico" de Putin con informes no confirmados. Así, le atribuyen historias como la paternidad de un joven holandés o -según un diario de Corea del Sur-, que una de sus hijas se casó con un almirante coreano.
El primer ministro ruso Vladimir Putin ha logrado algo que se antojaría imposible para otros gobernantes del mundo: mantener su vida privada a nivel de secreto de Estado, según publica la revista Time.
Aunque Putin, de 58 años, ha gobernado Rusia desde hace más de 10 años, los ciudadanos de ese país ni siquiera conocen el rostro de sus dos hijas. Según Time, a través de internet es posible saber que se llaman María y Yekaterina y que nacieron en 1985 y 1986, respectivamente, pero sólo eso.
No hay más información ni fotografías de las hijas de Putin. Tampoco se sabe si viven en Rusia o en otro país, ni si permanecen solteras o ya se casaron. Ni soñar con alguna entrevista o presentación pública, como han hecho otros hijos de gobernantes, como Chelsea Clinton o las hermanas Bush, por ejemplo.
La falta de información sobre la familia de Putin, ex agente de la KGB -la agencia secreta y sede de la principal policía secreta de la Unión Soviética-, ha creado una serie de teorías, suposiciones y versiones, pero sin ningún dato sólido y verificable para construir una historia. "A los medios de comunicación masiva en Rusia se les ha enseñado que estos temas están fuera de sus límites", señala Time.
La publicación recuerda la "lección más clara" que recibieron los medios rusos, cuando en 2008 desaparició el diario Moskovsky Korrespondent, que meses antes había publicado una historia donde afirmaba que Putin había abandonado a su esposa, Lyudmila, para casarse con una gimnasta, de 24 años, llamada Alina Kabayeva. En el artículo se citaron testimonios del organizador de la boda, quien había afirmado que el divorcio de Putin se concretó dos meses antes.
La publicación de la historia generó tal polémica, que Putin fue abordado sobre el tema durante una conferencia de prensa que ofrecía junto a su amigo italiano, Silvio Berlusconi, en Cerdeña. "Por supuesto, estoy al tanto de la frase trillada de que los políticos viven en una casa de cristal", dijo. "Pero incluso en estos casos debe haber ciertos límites".
Time recuerda cómo Berlusconi simuló con sus manos la forma de una ametralladora y, en una broma que no causó gracia a los periodistas, "pretendió matar" al reportero ruso que interrogaba a Putin, quien sólo sonrió y asintió con la cabeza.
Sin embargo, horas después, el Moskovsky Korrespondent fue cerrado por su editor. Así nació el tabú sobre la vida privada de Putin para los medios impresos.
Algo muy distinto ocurre en la blogósfera rusa, donde cualquier comentario que se haga con relación a la vida privada del político se vuelve viral.
Time recuerda que en 2010, un bloguero publicó que Putin había enviado a su esposa a vivir a un monasterio en la región de Pskov, en el noroeste de Rusia, localizada a unos 20 kilómetros de la frontera de Estonia, y famosa porque fue en este sitio donde el último zar de Rusia abdicó en marzo de 1917. La historia que se tejió en la red podría haberse ubicado perfectamente en épocas de Iván el Terrible o Pedro el Grande. Y aun cuando no había fuentes oficiales que confirmaran la versión, esta creció como bola de nieve y muchos la dieron por cierta.
Periodistas de Time intentaron confirmar la versión de que la esposa de Putin vive en un monasterio de Pskov y sólo obtuvieron comentarios de los lugareños, que la dieron por cierta pues es la única explicación que encuentran para que un sitio tan aislado del mundo reciba una millonaria "inyección de dólares". "Yo le digo al 100 por ciento. Ella vive allí", dice Vasili Dvornichenko, un dirigente sindical local. ¿Y cómo lo sabe? "Bueno, no he visto un helicóptero sobre el edificio. Pero yo lo sé. Todo el mundo aquí sabe".
Incluso funcionarios locales consultados por Time parecían inclinados a creer en las versiones. Raisa Shumkina, jefe del distrito que incluye Elizarova y pueblos de alrededor, dice que "no estaba seguro de una manera u otra" si la esposa de Putin había vivido allí o no.
Mientras las versiones crecen, muchos se preguntan por qué el gobierno ruso no abre el tema y responde directamente. Sin embargo, el responder preguntas no es algo común en ese país, que no tiene la tradicción occidental de la libertad de expresión o las leyes de transparencia aplicables al gobierno.
No obstante, la extendida versión ha ejercido presión en Putin, quien en febrero pasado, finalmente, ofreció algunos detalles sobre sus hijas diciendo que ambas "llevan una vida normal... y esto me hace muy feliz". Además, en un aparente intento para desinflar los rumores, se presentó junto a su esposa en el levantamiento del censo ruso. Ella dijo "soy su esposa", pero no usaba un anillo de bodas, dice Time.
El resultado fue diferente a lo que se pretendía. Los rumores en línea han crecido, pues no son pocos los que buscan llenar los huecos en el "árbol genealógico" de Putin con informes no confirmados. Así, le atribuyen historias como la paternidad de un joven holandés o -según un diario de Corea del Sur-, que una de sus hijas se casó con un almirante coreano.
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