domingo, 29 de marzo de 2009

CEO a control remoto


René Valencia
GUADALAJARA (Expansión) — “Al ojo del amo engorda el caballo”, es un viejo refrán que estos empresarios retan. Ellos ya operan sus propios negocios sin estar físicamente ahí.
Arturo Barbosa, Juan Lauro Aguirre y Óscar Guajardo son muestra de un grupo creciente de empresarios que eligen emigrar. Ellos se han ido por gusto; otros muchos en México lo han hecho huyendo al ver amenazada su seguridad.
La tecnología les simplificó mucho este paso, lo mismo que tener a alguien de su confianza en la matriz de su negocio. Pero la clave para dar el salto estuvo en implementar su esquema de trabajo que puede servir incluso al que busca abrir oficinas en el extranjero o cambiar de ciudad.
“(Esto) implica un cambio de prácticas, de crear un nuevo paradigma para generar valor económico”, dice Martha Corrales, profesora e investigadora de la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas (EGADE), del Tec de Monterrey.
¿Qué tuvieron que hacer estos hombres? La primer condición fue tener un negocio consolidado, un equipo integrado y de confianza, explica Óscar Guajardo, quien se mudó de Monterrey a San Antonio hace un año y medio, y atiende desde allá sus empresas Integrated Logistics Solutions y OG Walsh Enterprises, además de Strap México de la cual es socio. No es un pequeño empresario; estas compañías facturan 4 millones de dólares al año.
Pero lo fundamental, dice, es preparar a la organización para el cambio. “Fue un año de crear hábitos, en donde cada transacción que hacía tenía que ser con una visión de que yo ya no iba a estar presente”, cuenta Guajardo. Tuvo que establecer qué persona tenía facultades para hacer qué parte del proceso o debía responder a las eventualidades.
Arturo Barbosa exploró Europa y América del Norte con su esposa, antes de decidirse por Austin, Texas, para vivir. Este ingeniero de Toluca abrió en EU Wireless Village, una consultora de tecnología inalámbrica y de contenido multimedia que factura entre 1.5 y 2 mdd al año, gracias a los servicios de su empresa Peak Telecomm, en la Ciudad de México. Según Barbosa, una vez que decidió hacer maletas, estableció rutinas entre los empleados para desarrollar una cultura del reporte. Les pidió que los viernes le enviaran media cuartilla resumiendo los logros de la semana. Y aparte, la agenda de la siguiente semana. “Es un ejercicio de autoevaluación, de autocrítica, necesario para trabajar solos”.
En agosto de 2006 se llevó a su familia a Estados Unidos. “Estuve yendo casi cada semana a México, para no hacer este cambio tan brusco, porque sentía el peligro de que algo pudiera fallar”. Luego redujo gradualmente sus visitas a una vez al mes.
Luis Ornelas del Bosque es director de la revista Mexico Now, en la ciudad de Chihuahua, y vive en El Paso desde hace seis años. Él preparó su salida estableciendo rutinas de trabajo. “Todos tenemos deadlines, todos. Para el día tal la revista debe estar armada, para el otro día los de ventas ya tienen que estar facturando. Tenemos esquemas de tiempos”.
Juan Lauro Aguirre cambió Monterrey por Austin para vivir con su familia y, en 2005, abrió en Texas una subsidiaria de su firma Informática Dalai, que ofrece soluciones tecnológicas a empresas editoriales y que tiene ventas por 2 mdd anuales. Su negocio en EU ahora le aporta 20% de sus ingresos.
Aguirre visita México cada dos o tres meses. “La mayor parte del tiempo la dedico a visitar a mis clientes, porque sé que todo va bien en Monterrey, yo recibo mi información financiera, tengo muchas juntas remotas breves con mis directivos. No siento la necesidad apremiante de ir más tiempo”, señala.
A él le queda claro que la tecnología está cambiando el manejo de una empresa. “Es un tema de cultura. Te dicen: ‘Ya que vengas a Monterrey vemos este asunto’ y mi respuesta es ‘estamos reunidos ¿qué necesitas?, ¿mostrarme un documento?, pues ubica tu pantalla’”, relata.
Pero esa misma tecnología le exige otras habilidades. Algo que definitivamente cambia es que la comunicación debe ser específica. “Al grano, tu estilo de negocios tiene que ser puntual”. No están los gestos o el contacto visual para completar la comunicación. “Tienes que hacer un esfuerzo para ser claro, incluso repetitivo, específico”, explica Aguirre.
Como en todo cambio, hay quienes no se adaptan. “Hay personas que están acostumbradas a trabajar solas y otras que no lo pueden hacer”, dice Barbosa. “Las personas que te preguntan ‘oye, es que un cliente me dice que si vamos a comer ¿puedo ir?’ te das cuenta de que no van a poder si estás fuera”. Eso hace más importante pasar de un esquema de trabajo por horas a uno por resultados y dar más juego a la compensación variable, comenta, por su parte, Guajardo.
Barbosa prohibió a sus empleados usar el chat de MSN, que los distraía, y abrieron cuentas en Skype para comunicarse con clientes y proveedores. “Algunas personas no funcionaron así, murieron sin el MSN y se retiraron”, apunta. El correo electrónico es una herramienta de media tabla para la operación diaria. “No es para saber si estás disponible, sino para tomarte tu tiempo, enviar un mensaje correcto que va a corregir muchas cosas importantes, no es para algo urgente”, señala Guajardo.

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