NUEVA YORK, Estados Unidos, ago. 9, 2009.- Los equipos de rescate han recuperado ya los cuerpos de siete de las nueve víctimas del accidente aéreo que tuvo lugar el sábado sobre el río Hudson en Nueva York al colisionar un helicóptero con una avioneta.
Tres de los restos mortales se recuperaron ayer y cuatro este domingo.
Responsables del Consejo Nacional para la Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) indicaron que aún es pronto para establecer el motivo del siniestro que se produjo en plena luz de un día despejado en la isla de Manhattan (Nueva York).
Las nueve personas que murieron incluyen a tres miembros de una familia de Pensilvania que viajaban en la avioneta privada y cinco turistas italianos que iban abordo del helicóptero, así como el piloto del mismo.
Los submarinistas que trabajan en las aguas del río Hudson encontraron también un trozo del helicóptero, un Eurocopter AS350, en el que viajaban los turistas italianos, originarios de Bolonia, y el piloto de Nueva Jersey.
La compañía propietaria del helicóptero identificó al piloto como Jeremy Clark.
Los medios italianos han identificado a los cinco turistas del área de Bolonia como Fabio Gallazzi, su esposa Tiziana Pedrone y su hijo adolescente Giacomo Gallazi. Entre los fallecidos estaría también Michele Norelli y su hijo adolescente Filippo.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, hizo llegar sus condolencias al embajador italiano en Estados Unidos.
Los tripulantes de la avioneta eran Steven Altman, piloto y dueño de la nave; su hermano Daniel y su sobrino Douglas, según fuentes próximas a la investigación consultadas por la cadena CNN.
Los investigadores tratan también hoy de obtener fotografías y vídeo que permitan esclarecer los motivos del accidente, que presenciaron en directo miles de neoyorquinos y turistas que disfrutaban ayer, sábado, del buen tiempo a las orillas del Hudson.
Las autoridades señalaron que las fuertes corrientes en el Hudson y la escasa visibilidad en el río, de tan solo dos o tres pies -entre 60 y 90 centímetros-, frente a una profundidad de unos treinta pies, más de nueve metros, complican las tareas de rescate.
El accidente de ayer es el peor siniestro aéreo en Nueva York desde que en el 2001 un avión comercial se estrelló en el barrio de Queens en un suceso que se cobró la vida de 265 personas.
El siniestro se produjo cerca del lugar donde en enero tuvo lugar un amerizaje de emergencia de un avión de US Airways, un suceso que tuvo final feliz al salvarse los 155 pasajeros.
Tres de los restos mortales se recuperaron ayer y cuatro este domingo.
Responsables del Consejo Nacional para la Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) indicaron que aún es pronto para establecer el motivo del siniestro que se produjo en plena luz de un día despejado en la isla de Manhattan (Nueva York).
Las nueve personas que murieron incluyen a tres miembros de una familia de Pensilvania que viajaban en la avioneta privada y cinco turistas italianos que iban abordo del helicóptero, así como el piloto del mismo.
Los submarinistas que trabajan en las aguas del río Hudson encontraron también un trozo del helicóptero, un Eurocopter AS350, en el que viajaban los turistas italianos, originarios de Bolonia, y el piloto de Nueva Jersey.
La compañía propietaria del helicóptero identificó al piloto como Jeremy Clark.
Los medios italianos han identificado a los cinco turistas del área de Bolonia como Fabio Gallazzi, su esposa Tiziana Pedrone y su hijo adolescente Giacomo Gallazi. Entre los fallecidos estaría también Michele Norelli y su hijo adolescente Filippo.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, hizo llegar sus condolencias al embajador italiano en Estados Unidos.
Los tripulantes de la avioneta eran Steven Altman, piloto y dueño de la nave; su hermano Daniel y su sobrino Douglas, según fuentes próximas a la investigación consultadas por la cadena CNN.
Los investigadores tratan también hoy de obtener fotografías y vídeo que permitan esclarecer los motivos del accidente, que presenciaron en directo miles de neoyorquinos y turistas que disfrutaban ayer, sábado, del buen tiempo a las orillas del Hudson.
Las autoridades señalaron que las fuertes corrientes en el Hudson y la escasa visibilidad en el río, de tan solo dos o tres pies -entre 60 y 90 centímetros-, frente a una profundidad de unos treinta pies, más de nueve metros, complican las tareas de rescate.
El accidente de ayer es el peor siniestro aéreo en Nueva York desde que en el 2001 un avión comercial se estrelló en el barrio de Queens en un suceso que se cobró la vida de 265 personas.
El siniestro se produjo cerca del lugar donde en enero tuvo lugar un amerizaje de emergencia de un avión de US Airways, un suceso que tuvo final feliz al salvarse los 155 pasajeros.
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