BOGOTÁ, Colombia, nov. 27, 2009.- América rechaza sin fracturas el golpe de Estado en Honduras, pero está dividida en torno al reconocimiento de las elecciones del próximo domingo, que se llevarán a cabo sin la supervisión de organismos internacionales y en medio de una profunda crisis política.
De un lado está un grupo de países, liderado por Brasil y Venezuela, que se opone de manera tajante a reconocer unos comicios sin Manuel Zelaya en el poder y en el extremo contrario están Panamá y Estados Unidos, que creen que las elecciones pueden contribuir a la solución de la crisis desatada tras el golpe del 28 de junio pasado.
En el medio están países como Colombia, Perú, El Salvador y Costa Rica, que decidieron fijar su posición una vez transcurrida la jornada electoral en el país centroamericano, cuyo gobernante de facto, Roberto Micheletti, decidió ausentarse del poder una semana con motivo de las elecciones.El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que "los países democráticos del mundo necesitan repudiar de forma vehemente lo que ocurrió.
Por lo tanto, la posición de Brasil se mantiene inalterada. Nosotros no aceptamos historias de golpes".Lula fue enfático al señalar que Brasil no reanudará "relaciones con Honduras" y recordó que "América Latina y América Central tienen experiencias de sobra de golpistas que usurpan el poder rompiendo con los principios democráticos".
Si aceptamos eso, puede ocurrir lo mismo en otro país mañana", aseveró el mandatario de Brasil, en cuya embajada en Tegucigalpa se encuentra Zelaya desde el 21 de septiembre, cuando regresó de manera sorpresiva a Honduras tras ser expulsado por los militares el 28 de junio.Desde Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, subrayó que el respaldo a los comicios es uno de los caminos para que Honduras resuelva la crisis, pero aclaró: "no podemos decir que vamos a apoyar algo que no ha sucedido todavía".
A su vez, el secretario de Estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, sostuvo que unas votaciones acorde con los estándares internacionales "son una condición necesaria" para encaminarse al restablecimiento del orden democrático, pero "no son suficientes".
El Departamento de Estado explicó a principios de noviembre que su compromiso de apoyar las elecciones "es producto del acuerdo" Tegucigalpa-San José, luego de que un senador republicano señaló que Estados Unidos reconocería los comicios independientemente de si Zelaya es restituido en el poder.
Dicha decisión está en manos del Congreso hondureño, que ayer completó el abanico de opiniones jurídicas en que basará el debate del 2 de diciembre sobre el futuro del derrocado mandatario, al recibir el concepto de la Corte Suprema de Justicia, que consideró que Zelaya debe afrontar la justicia antes de ser restituido.
En Washington, el Centro Carter informó que no enviará observadores a los comicios e indicó que tres expertos permanecerán en Tegucigalpa hasta después de las elecciones "con la esperanza de que la crisis política sea resuelta inmediatamente" y se reanude la cooperación internacional.
La decisión de reconocer como válidas las elecciones hondureñas por parte de algunos Gobiernos "derechistas" de América Latina es una "asquerosidad", opinó el presidente venezolano, Hugo Chávez."Qué farsa. ¿Cómo pueden celebrarse unas elecciones democráticas con los militares en la calle, en un país sitiado?", preguntó el gobernante venezolano, quien agregó que los comicios los "reconocerán los Gobiernos de derecha, que están subordinados a lo que diga el imperio, pero los Gobiernos libres no".
El mismo tono empleó el nicaragüense Daniel Ortega, quien está convencido de que "la comunidad internacional se va a mantener firme al lado del pueblo de Honduras y seguirá exigiendo la restitución de Zelaya porque aquí todo va caminando para que a finales de este mes se realicen las elecciones, pero con los golpistas y los imperialistas manejándolas".
Chile y Jamaica coincidieron en "la importancia de persistir en el rechazo a la ruptura del orden democrático" y reiteraron que "los golpes de Estado no pueden ser más una opción aceptable", llamado al que se sumaron Argentina, Ecuador, Guatemala, Paraguay, República Dominicana y Cuba.
En la otra orilla se encuentra el mandatario panameño, Ricardo Martinelli, quien manifestó que su país "sí reconocerá al ganador" y pidió a la comunidad internacional hacer lo mismo.Su colega salvadoreño Mauricio Funes no ha definido su postura y sostiene que verá "cómo evolucionan los acontecimientos para luego tomar una decisión".
Igualmente, el costarricense Óscar Arias, quien ofició como mediador entre las partes en conflicto, comentó que analizará la situación en la Cumbre Iberoamericana, a la luz del resultado electoral y de lo que argumente cada país.
"Una vez visto el contexto en el que se realizaron (los comicios), estaremos en condiciones de dar una posición", coincidió la cancillería mexicana, al reiterar hoy que "lo importante es buscar el cumplimiento pleno del Acuerdo Tegucigalpa-San José".Idéntica decisión adoptó Alan García en Perú, quien esperará a saber "cuántos hondureños asisten a votar y en qué condiciones se realiza el acto" para pronunciarse, declaraciones que contrastan con las de su canciller, José Antonio García Belaúnde, que aseguró que el Gobierno sí reconocerá las votaciones.
En Colombia, una fuente de la cancillería consultada por Efe comentó que "es un tema coyuntural y habrá que esperar el resultado pues en este momento no se puede decir nada", y recordó que hace algunas semanas se decidió el regreso de la embajadora de la nación andina a Tegucigalpa.La crisis desatada en Honduras no es ajena a otras latitudes, ya que desde Madrid unas 40 asociaciones le dijeron al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que "cuando no se ha revertido el golpe militar y civil perpetrado" no existen las condiciones para garantizar una campaña electoral sin miedo a la represión.
Asimismo, en Estrasburgo se conoció la molestia de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo (PE), que acusó al Partido Popular (PP) de romper el "consenso democrático internacional" con el envío de observadores a las elecciones y de convertirse así en "cómplice de los golpistas".
Este domingo 4,6 millones de hondureños están llamados a las urnas con el propósito de elegir para el período 2010-2014 a diputados, alcaldes y al sucesor de Zelaya, quien tiene una orden de captura por delitos relacionados con una consulta popular que pretendía celebrar para promover una Asamblea Constituyente
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