TEHERÁN, Irán, jun. 9, 2009.- La limpieza de los resultados es una de las preocupaciones compartidas de los candidatos opositores en las décimas elecciones presidenciales de Irán, que se celebrarán el próximo viernes sin la presencia de observadores internacionales.
Así se lo expresó hoy a Efe un responsable de la campaña del aspirante reformista, Mehdi Karrubí, quien ya denunció en 2005 un pucherazo que le habría apartado de la segunda vuelta en favor del actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
"Nuestro principal temor es que (el Ministerio de Interior) nos haga llegar tarde las tarjetas de acreditación de los observadores y se impida su presencia en los colegios", explicó Morteza Alviri, director del comité de vigilancia de los votos de la plataforma de Karrubí.
"También nos preocupa que se boicotee la presencia de los observadores con acusaciones falsas como provocar desórdenes. Y por supuesto en el escrutinio de votos, que es donde se produce la mayor parte del fraude", agregó.
Irán no ha permitido que los comicios, entendidos como cruciales para el futuro del país, cuenten con la presencia de observadores internacionales.
Según la Ley Electoral iraní, cada candidato tiene derecho a que un delegado de su campaña esté presente en cada uno de los 49 mil colegios electorales que se instalarán en todo el país, desde que éstos abran hasta que se escruten los votos.
El lunes, el director del centro electoral nacional, Kamran Daneshyu, explicó que los delegados de cada candidato ya había sido acreditados para los colegios pero que no tendrían acceso al Ministerio de Interior, donde se compilarán los resultados llegados desde todos los rincones del país.
"No podrán tener acceso al Ministerio de Interior. Aquí contamos desde hace seis meses con un observador del Consejo de Guardianes" órgano de gran poder que supervisa todo el proceso electoral y que debe refrendar los resultados.
Apartados de la suma definitiva, los candidatos emplearán sus mayores esfuerzos en evitar que se cometan irregularidades en el proceso mismo de votación.
Una de las preocupaciones más acuciantes son las 13.250 "urnas volantes" -un 33 por ciento del total- que durante las diez horas de jornada electoral se moverán entre las localidades más pequeñas y remotas del país.
"Los reformistas estamos trabajando juntos y hemos acordado que nuestros comités de vigilancia del voto cooperen. Incluso vamos a cubrir uno a otro en aquellos colegios donde uno de los candidatos no tenga representante", afirmó Alviri.
"Hemos previsto unos 46 mil observadores y les hemos preparado con instrucciones precisas. Deben informarnos de las irregularidades que observen para que nosotros luego elevemos una queja al Consejo de Guardianes", detalló.
Pero incluso en esta parte del proceso, tanto la campaña de Karrubí como la del principal aspirante pro reformista, Mir Husein Musaví, temen triquiñuelas.
"Existe la posibilidad de que provoquen irregularidades en los sistemas de comunicación como los teléfonos, los móviles o internet, para que los observadores no puedan hacernos llegar avisos sobre casos del fraude o que se utilice cualquier excusa para impedir quehagan su trabajo", explicó Alviri.
El director del centro electoral nacional ya advirtió el lunes que los observadores no pueden mostrar símbolos que identifiquen a su candidato ni pueden hacer campaña entre los electores que acudan a las urnas.
Aquellos que estén acreditados para varios colegios, no pueden volver a los mismos una vez que los hayan visitado.
"Quienes no respeten las normas serán expulsados y no podrán entrar en ningún otro colegio", advirtió de forma tajante.
Alviri teme en especial al Ejército y a la milicia de Voluntarios Islámicos "Basij", en su mayoría favorables a la reelección del ultraconservador Ahmadineyad.
"Existe la posibilidad de un tipo de fraude que sea el voto organizado de los militares y los basiyies. O que le escriban los votos a las personas analfabetas", avisó.
A escasos tres días de las elecciones, los pronósticos apuntan a un resultado muy ajustado y se inclinan por la posibilidad de una segunda vuelta, una semana más tarde, entre el actual mandatario y el independiente pro reformista Musaví.
Como recordó el lunes Daneshyu, a la misma se accedería si ninguno de los cuatro candidatos obtiene la mitad más uno de los votos emitidos y considerados válidos, aunque sean nulos.
"No existe la posibilidad alguna de hacer el recuento (final), pero si se ven casos de irregularidad en alguna urna se puede eliminar toda la urna del recuento. Es injusto pero es así", apostilló Alviri.
Así se lo expresó hoy a Efe un responsable de la campaña del aspirante reformista, Mehdi Karrubí, quien ya denunció en 2005 un pucherazo que le habría apartado de la segunda vuelta en favor del actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
"Nuestro principal temor es que (el Ministerio de Interior) nos haga llegar tarde las tarjetas de acreditación de los observadores y se impida su presencia en los colegios", explicó Morteza Alviri, director del comité de vigilancia de los votos de la plataforma de Karrubí.
"También nos preocupa que se boicotee la presencia de los observadores con acusaciones falsas como provocar desórdenes. Y por supuesto en el escrutinio de votos, que es donde se produce la mayor parte del fraude", agregó.
Irán no ha permitido que los comicios, entendidos como cruciales para el futuro del país, cuenten con la presencia de observadores internacionales.
Según la Ley Electoral iraní, cada candidato tiene derecho a que un delegado de su campaña esté presente en cada uno de los 49 mil colegios electorales que se instalarán en todo el país, desde que éstos abran hasta que se escruten los votos.
El lunes, el director del centro electoral nacional, Kamran Daneshyu, explicó que los delegados de cada candidato ya había sido acreditados para los colegios pero que no tendrían acceso al Ministerio de Interior, donde se compilarán los resultados llegados desde todos los rincones del país.
"No podrán tener acceso al Ministerio de Interior. Aquí contamos desde hace seis meses con un observador del Consejo de Guardianes" órgano de gran poder que supervisa todo el proceso electoral y que debe refrendar los resultados.
Apartados de la suma definitiva, los candidatos emplearán sus mayores esfuerzos en evitar que se cometan irregularidades en el proceso mismo de votación.
Una de las preocupaciones más acuciantes son las 13.250 "urnas volantes" -un 33 por ciento del total- que durante las diez horas de jornada electoral se moverán entre las localidades más pequeñas y remotas del país.
"Los reformistas estamos trabajando juntos y hemos acordado que nuestros comités de vigilancia del voto cooperen. Incluso vamos a cubrir uno a otro en aquellos colegios donde uno de los candidatos no tenga representante", afirmó Alviri.
"Hemos previsto unos 46 mil observadores y les hemos preparado con instrucciones precisas. Deben informarnos de las irregularidades que observen para que nosotros luego elevemos una queja al Consejo de Guardianes", detalló.
Pero incluso en esta parte del proceso, tanto la campaña de Karrubí como la del principal aspirante pro reformista, Mir Husein Musaví, temen triquiñuelas.
"Existe la posibilidad de que provoquen irregularidades en los sistemas de comunicación como los teléfonos, los móviles o internet, para que los observadores no puedan hacernos llegar avisos sobre casos del fraude o que se utilice cualquier excusa para impedir quehagan su trabajo", explicó Alviri.
El director del centro electoral nacional ya advirtió el lunes que los observadores no pueden mostrar símbolos que identifiquen a su candidato ni pueden hacer campaña entre los electores que acudan a las urnas.
Aquellos que estén acreditados para varios colegios, no pueden volver a los mismos una vez que los hayan visitado.
"Quienes no respeten las normas serán expulsados y no podrán entrar en ningún otro colegio", advirtió de forma tajante.
Alviri teme en especial al Ejército y a la milicia de Voluntarios Islámicos "Basij", en su mayoría favorables a la reelección del ultraconservador Ahmadineyad.
"Existe la posibilidad de un tipo de fraude que sea el voto organizado de los militares y los basiyies. O que le escriban los votos a las personas analfabetas", avisó.
A escasos tres días de las elecciones, los pronósticos apuntan a un resultado muy ajustado y se inclinan por la posibilidad de una segunda vuelta, una semana más tarde, entre el actual mandatario y el independiente pro reformista Musaví.
Como recordó el lunes Daneshyu, a la misma se accedería si ninguno de los cuatro candidatos obtiene la mitad más uno de los votos emitidos y considerados válidos, aunque sean nulos.
"No existe la posibilidad alguna de hacer el recuento (final), pero si se ven casos de irregularidad en alguna urna se puede eliminar toda la urna del recuento. Es injusto pero es así", apostilló Alviri.
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