TEGUCIGALPA, Honduras, jun. 3, 2009.-Documentos localizados dentro de los restos de una avioneta que se incendió al tratar de aterrizar en una carretera del norteño departamento de Yoro, Honduras, revelan que la aeronave Cesna habría recibido servicios de mantenimiento en Guatemala, algo que pretende confirmar la autoridad hondureña que se ha puesto en contacto con sus homólogos guatemaltecos.
Según los primeros informes, la aeronave que se quemó en un noventa por ciento, era piloteada por el colombiano John Harvey Peñuela Bedoya, de treinta y siete años de edad, y originario de la ciudad colombiana de Villavicencio.
En apariencia la aeronave retornaba desde Guatemala, a donde habría llegado para descargar al menos mil kilos de cocaína, droga que se presume fue ingresada vía terrestre a territorio mexicano.
El segundo hombre que murió al momento del aterrizaje de esta aeronave del narcotráfico internacional no ha sido identificado y se presume podría ser un ciudadano hondureño que tenía bajo su responsabilidad iluminar un tramo carretero en las cercanías de la comunidad de El Negrito, tan sólo a cien metros donde el pasado 28 de mayo aterrizó otra avioneta con matrícula venezolana.
El portavoz de la Policía Nacional de Honduras, Leonel Molina informó que las fuerzas de seguridad localizaron en la zona del accidente lámparas de baterías y restos de neumáticos que fueron quemados para orientar la avioneta hacia la carretera pero que al momento del aterrizaje la narcoaeronave tocó con una de sus alas un poste del alumbrado público y ramas de un árbol, lo que la precipitaron a tierra.
Sólo en lo que va de este año elementos antinarcóticos de la policía hondureña han localizado diez aeronaves que utilizaron pistas clandestinas en unos casos, y tramos carreteros en otros, para descargar droga que luego sigue rumbo al norte.
Según los primeros informes, la aeronave que se quemó en un noventa por ciento, era piloteada por el colombiano John Harvey Peñuela Bedoya, de treinta y siete años de edad, y originario de la ciudad colombiana de Villavicencio.
En apariencia la aeronave retornaba desde Guatemala, a donde habría llegado para descargar al menos mil kilos de cocaína, droga que se presume fue ingresada vía terrestre a territorio mexicano.
El segundo hombre que murió al momento del aterrizaje de esta aeronave del narcotráfico internacional no ha sido identificado y se presume podría ser un ciudadano hondureño que tenía bajo su responsabilidad iluminar un tramo carretero en las cercanías de la comunidad de El Negrito, tan sólo a cien metros donde el pasado 28 de mayo aterrizó otra avioneta con matrícula venezolana.
El portavoz de la Policía Nacional de Honduras, Leonel Molina informó que las fuerzas de seguridad localizaron en la zona del accidente lámparas de baterías y restos de neumáticos que fueron quemados para orientar la avioneta hacia la carretera pero que al momento del aterrizaje la narcoaeronave tocó con una de sus alas un poste del alumbrado público y ramas de un árbol, lo que la precipitaron a tierra.
Sólo en lo que va de este año elementos antinarcóticos de la policía hondureña han localizado diez aeronaves que utilizaron pistas clandestinas en unos casos, y tramos carreteros en otros, para descargar droga que luego sigue rumbo al norte.
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