Base militar de avanzada Bostick, Afganistán.- Más de medio año después de uno de los combates más sangrientos que hayan librado las fuerzas estadounidenses en Afganistán, los efectivos de la compañía Bravo, del 3er Escuadrón de la 61 unidad de Caballería, continúan en el frente, atormentados por sus recuerdos.
Los soldados no pueden olvidar la fecha del 3 de octubre del 2009. Ese día, un ataque de 300 insurgentes contra dos puestos de avanzada resguardados por 72 efectivos suscitó un combate de 12 horas en el este de Afganistán. Hacia el anochecer, ocho estadounidenses habían muerto y tres días después, ambos puestos de avanzada estaban cerrados.
Al igual que muchos de sus camaradas, los soldados que vivieron esa acción de guerra sufren un trauma mental. Casi el 20% del 1.6 millones de soldados que habían regresado de Irak y Afganistán presenta síntomas de fatiga postraumática o depresión seria, según un estudio de Rand Corp. con fecha del 2008.
Poco más de la mitad de ellos buscó tratamiento, por lo que el ejército ha decidido ofrecerlo a los soldados, lo soliciten o no.
Después del 3 de octubre, la mayoría de los 18 hombres de la compañía Bravo —parte del Equipo de Combate de la 4ta Brigada del Ejército, procedente de Fort Carson, Colorado— se reunieron con orientadores. Algunos efectivos fueron de manera voluntaria y otros porque recibieron la orden de hacerlo.
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