viernes, 26 de noviembre de 2010

Corea del Norte amenaza con nuevos ataques

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Pyongyang advierte a su vecino del Sur que responderá a 'cualquier provocación' con una 'segunda y tercera ronda de ataques'; ministro surcoreano de Defensa renuncia tras críticas de que dio una respuesta tibia a la agresión norcoreana.


SEÚL, Corea del Sur, nov. 25, 2010.- El régimen comunista de Corea del Norte amenazó este jueves con efectuar "poderosos ataques físicos" a Corea del Sur, que ha decidido intensificar su presencia militar en las islas de la conflictiva frontera del Mar Amarillo (Mar Occidental).

Dos días después del suceso que acabó con la vida de dos militares y dos civiles en la isla surcoreana de Yeonpyeong, Corea del Norte advirtió a su vecino del Sur de que respondería a "cualquier provocación" con una "segunda y tercera ronda de ataques", según la agencia oficial KCNA.

El régimen de Kim Jong-il culpó además a Estados Unidos, principal aliado de Seúl, de haber sembrado la disputa en las inestables aguas del Mar Amarillo por haber establecido de forma unilateral, al término de la guerra de Corea (1950-1953), una frontera demasiado cercana a las costas norcoreanas.

Las aguas de la costa occidental de la península coreana han sido escenario de numerosos incidentes entre los dos vecinos, aunque el del pasado martes es uno de los más graves en seis décadas.

Corea del Sur, que tiene tropas permanentes en sus cinco islas del Mar Amarillo, ordenó hoy fortalecer la defensa en la zona a fin de estar preparados para "otra provocación" norcoreana que "puede ocurrir en cualquier momento", según el presidente Lee Myung-bak.

Los soldados desplegados en las islas verán reforzado su arsenal militar y recibirán armamento de última generación, según informaron hoy fuentes oficiales tras una reunión del presidente con sus ministros y asesores de seguridad nacional y economía.

Además, el Gobierno de Seúl ha decidido modificar en esa zona las llamadas "reglas de combate", es decir, el nivel de su respuesta militar ante un posible ataque norcoreano, informó la agencia local Yonhap.

Hasta ahora, esas normas eran "bastante pasivas" para evitar una escalada de violencia, según el portavoz presidencial surcoreano, Hong Sang-pyo, pero una vez sean revisadas permitirán reaccionar con mayor contundencia ante ciertos ataques, como los dirigidos a civiles.

Las nuevas reglas serán consultadas con las fuerzas militares de Estados Unidos en Corea del Sur, cerca de 28.500 efectivos que permanecen en la península como legado del conflicto coreano de hace 60 años.

Corea del Sur ha apuntado que el ataque habría sido ordenado por el líder norcoreano para reforzar el poder de su hijo menor y probable sucesor, Kim Jong-un, en la cúpula militar.

Según medios conservadores surcoreanos, el dictador, de 68 años, habría visitado junto con el joven Kim, al que se le calculan 27 años, la base militar desde donde se efectuaron los disparos contra Yeonpyeong unos días antes del ataque.

Mientras, Corea del Sur prosigue con sus esfuerzos diplomáticos dirigidos a que la comunidad internacional presione a Pyongyang para que cese en sus provocaciones.

Con la condena de prácticamente toda la comunidad internacional al ataque del martes, Seúl se ha concentrado en recabar el respaldo de Moscú y Beijinb, que considera "vital" para responder al ataque a la isla de Yeonpyeong.

El apoyo de Rusia, que también mantiene lazos con Pyongyang, y de la propia China es indispensable para una eventual condena en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que ambos tienen poder de veto, aunque Seúl aún no ha detallado si llevará el caso ante el organismo.

China, principal aliado político y económico del régimen norcoreano, ha expresado su preocupación por ese incidente y el deterioro de la situación en la zona, pero sin llegar a condenar abiertamente a Corea del Norte.

A Beijing también lo presionan Estados Unidos y Japón, cuyos responsables de Exteriores, Hillary Clinton y Seiji Maehara, mantuvieron hoy una conversación telefónica en la que coincidieron en que la influencia china es fundamental para rebajar tensiones.

RENUNCIA MINISTRO SURCOREANO DE DEFENSA

Asimismo, el ministro surcoreano de Defensa, Kim Tae-young, presentó hoy su dimisión, dos días después del ataque de Corea del Norte sobre una isla surcoreana que causó cuatro muertos.

Según la agencia local Yonhap, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ha aceptado su renuncia, reclamada por sectores que pidieron una respuesta más contundente del Gobierno ante las "provocaciones" del régimen comunista norcoreano.

Un portavoz oficial dijo que el Gobierno tiene previsto anunciar el nombre del sucesor de Kim mañana, viernes.

Antes de hacer pública su dimisión, el ministro de Defensa participó en una ceremonia en Seúl para rendir homenaje a los fallecidos, en la que calificó el ataque norcoreano como un suceso que "nunca debió ocurrir".

La renuncia se produjo en medio de una lluvia de críticas por parte de la oposición, pero también de legisladores del gobernante Gran Partido Nacional, por considerar que la reacción militar ante los disparos de artillería de Pyongyang de este martes fue demasiado tibia.

El ataque norcoreano sobre la isla de Yeonpyeong, situada en plena frontera intercoreana en el Mar Amarillo (Mar Occidental), se produjo por sorpresa y causó la muerte de dos civiles y dos militares, además de dieciocho heridos, cinco de ellos de gravedad, en el bando surcoreano.

Las fuerzas surcoreanas respondieron a su vez con artillería, en un intercambio de disparos que duró cerca de una hora.

En Seúl, inmediatamente después del ataque norcoreano, el presidente Lee Myung-Bak instó a evitar "una escalada" de la violencia, lo que aparentemente marcó el tono de una respuesta tachada de demasiado pasiva por algunas facciones políticas, según Yonhap.

El ataque fue uno de los más graves por parte de Pyongyang desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un armisticio en lugar de un tratado de paz, por lo que técnicamente ambos países continúan en estado de guerra.

Aunque llegó al poder en febrero de 2008 con una línea de mano dura hacia Pyongyang, la Administración de Lee es objeto de crecientes críticas que le acusan de mantener una política demasiado templada ante las agresiones del país comunista.

El pasado marzo, 46 marines surcoreanos murieron al hundirse su corbeta en el Mar Amarillo, supuestamente alcanzada por un torpedo norcoreano, algo que Pyongyang niega.

En aquella ocasión Seúl suspendió durante algunas semanas los intercambios con Corea del Norte y llevó el caso al Consejo de Seguridad de la ONU, que condenó el hundimiento pero sin culpar directamente a Pyongyang.

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