Yangon.- La dirigente prodemocracia Aung San Suu Kyi, liberada tras siete años en arresto domiciliario, prometió este domingo a miles de simpatizantes eufóricos seguir luchando por los derechos humanos y llamó al líder de la junta militar que gobierna el país a dialogar en persona.
La activista ganadora del Premio Nobel de la Paz habló ante unas 5 mil personas que la ovacionaban frente a la derruida sede de su partido político, su primera parada luego de salir de su casa.
"Creo en los derechos humanos y creo en el estado de derecho. Siempre pelearé por estas cosas. Quiero trabajar con todas las fuerzas democráticas y necesito el apoyo de la gente", dijo.
Suu Kyi, de 65 años, dijo a la prensa que su mensaje al general Than Shwe, líder de la junta, era: "Hablemos el uno al otro directamente". Los dos se reunieron en forma secreta en 2002, a instancias de Naciones Unidas.
"Estoy a favor de la reconciliación nacional, estoy a favor del diálogo", agregó Suu Kyi. "Cualquier autoridad que tenga, la usaré para esos fines. Espero que la gente me apoye".
Suu Kyi entró a la pequeña sede de la Liga Nacional por la Democracia mientras la gente gritaba "Amamos a Suu" y aplaudía estruendosamente. Dentro, se reunió con diplomáticos y más tarde asistiría al funeral de un amigo y visitaría la pagoda sagrada de Shwedagon.
"Esta es una liberación incondicional", dijo su abogado Nyan Win. "No le ponen restricciones".
Los observadores especulaban sobre si la carismática dirigente usaría su libertad para confrontar al régimen militar o si buscaría un camino conciliatorio. El domingo, dijo que no guardaba rencores a quienes la tuvieron detenida 15 de los últimos 21 años y añadió que la habían tratado bien.
"Espero que no se sientan amenazados por mí. La popularidad es algo que viene y va. No creo que nadie deba sentirse amenazado por ella", dijo.
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